CÓD.N03-S05-19 ONLINE

Co-creación de conocimientos y responsabilidad social universitaria.

Resumen

Uno de los conceptos ‘de moda’ es el de transferencia de conocimiento desde las instituciones de enseñanza superior a las comunidades, a las empresas, o al público en general. En el caso de la transferencia a las comunidades debería, en teoría, conectar con otro nuevo término fetiche: la responsabilidad social de las instituciones de enseñanza superior.

Sin entrar demasiado a considerar que la responsabilidad social es una consecuencia del hecho de que las instituciones públicas de educación superior se financian – bien o mal, este no es el asunto aquí – con el dinero de los impuestos de los ciudadanos y ciudadanas, deberíamos comenzar a considerar que la responsabilidad social no puede ser una excepción, sino la norma mediante la cual se devuelve, en forma de servicio, lo recibido en forma de financiación.

El concepto de transferencia de conocimiento nos parece falaz por dos razones: la primera es que entiende la transferencia de conocimiento en una sola dirección: de la universidad a las comunidades, y como una especie de donación de saberes. La segunda es que se encuentra ligada, principalmente, a la transferencia al sector productivo.

La responsabilidad social universitaria es un catalizador del servicio social a partir de una mirada crítica, transformadora y alejada del asistencialismo (Rivas, García y Calvo, 2020). Busca converger en el entramado social sin estar al servicio de los mercados, para pasar de un conocimiento hegemónico a un conocimiento contra hegemónico y originar una reflexión sobre la construcción cooperativa de conocimiento.

Por ello, creemos en la co-creación de conocimiento que permite el contraste entre el académico y el que atesoran las personas en las comunidades, y proviene de las experiencias y saberes construidos en sus vidas cotidianas. Metodologías como la Investigación Participativa han hecho relevantes aportaciones en esta dirección (cf. Orefice, 1987).

Lo que nos parece destacable es el convencimiento de que el conocimiento es un bien común (Wynberg et al, 2009) construido en las prácticas sociales y en las investigaciones académicas y es imprescindible encontrar un equilibrio que impida la colonización de las segundas sobre las primeras. Es decir, tomar como punto de partida un enfoque hacia la realidad social desde una crítica reflexiva que no fomente una crisis epistémica donde otras formas de conocimiento, experiencias y maneras de ver el mundo sean relegadas a lo invisible (Reascos, 2006).

 

Referencias

Orefice, P. (1987). Le Service comunal de Didactique Territoriale. En Seminario Internacional: Minoría, Areas, Zonas desfavorecidas. (pp. 337-344). Faro: Instituto Politécnico de Faro.

Wynberg, R., Schroeder, D., & Cennells, R. (2009). Introduction. En R. Wynberg, D. Schroeder, & R. Cennells (Eds.), Indigenous people, consent and benefit sharing (pp. 3–10). Dordrecht, Springer.

Reascos, N. (2006). Modernidad y economía: crisis social y crisis epistémica. Cuestiones Económicas, 22(2), 73-80.  Recuperado de ttps://estudioseconomicos.bce.fin.ec/index.php/RevistaCE/article/view/164.

Rivas, J.I., García, M y Calvo, P. (2020). Perspectiva decolonial de la investigación educative y social. Rompiendo con la hegemonía epistemológica. En J.Sancho, F.Hernández, L.Montero, J.De Pablos, J.Rivas y A.Ocaña (cords), Caminos y derives para la investigación educativa y social (págs.46-62). Barcelona: Octaedro.

Palabras clave

investigación participativa Responsabilidad social transferencia de conocimiento

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Hay 5 comentarios en esta ponencia

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      José Barrientos Rastrojo

      Comentó el 10/12/2020 a las 13:17:06

      Buenos días, Mar y Emilio:
      Me ha parecido vuestra exposición no sólo interesante sino muy necesaria en el contexto universitario, sobre todo, para alguien que procede de la Facultad de Filosofía.
      Esta urgencia de compromiso social no implica la inexistencia de pulmones que llevan a la educación universitaria a salidas frente a las demandas de una transferencia de conocimiento a veces acrítica y que objetualiza al sujeto. Los programas de Aprendizaje-Servicio, las secciones de Cooperación al Desarrollo y los programas de Investigación-Acción son ejemplos de ello. Sin embargo, la propuesta en defensa de los ODS o de la Agenda 2030 crea a la vez que esperanzas cierta prudencia. Recordemos que estos programas han servido para una imposición colonial de contenidos de formas de vida. El propio concepto de Desarrollo asume (1) un tipo específico de desarrollo y (2) la bohonomía del desarrollo a pesar de que en ciertos lugares sería mejor el mantenimiento de estructuras. Si a esto unimos que algunos targets, es decir, los objetivos específicos de algunos ODS miran a una economía que desprecia a ciertos colectivos, el asunto se hace más complejo. En cualquier caso, no es una crítica sino una reflexión para gestar la pregunta siguiente: ¿qué hacemos con esos targets? ¿cómo afrontar una educación que, aunque intenta ayudar a otros, no es un mecanismo paternalista de imposición de contenidos?
      Muchas gracias,
      Pepe B.

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        Mar Lugo Muñoz

        Comentó el 10/12/2020 a las 13:58:34

        Buenos días José, la cuestión que planteas la hemos hablado y coincidimos con tu análisis. Efectivamente el concepto de Desarrollo no es el adecuado , en mi opinión , lo vincularía a una Re-volución ( por supuesto no revolución industrial). No obstante, tal y como indicas, los ODS no son la panacea pero dentro de sus imperfecciones puede tener una conexión con la transformación social desde la transversalidad. En respuesta a tu pregunta, podemos establecer conexión con el territorio (comunidad, colectivos, etc.) desde diferentes metodologías pero trabajando con los ODS más transversales. Concretamente desde los ODS 1,2,5, 8, 10,12 y 13 que conectan con lo global y local. Te recomiendo una lectura de Schot, J., Boni, A., Ramirez, M. y Steward, E. (2018). Addressing SDGs through transformative innovation policy. TIPC research briefing . Los autores abordan este tema con más profundidad.

        Muchas gracias
        Mar

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      Emilio Lucio-Villegas

      Comentó el 10/12/2020 a las 09:42:52

      Buenos días Raquel. Muy agradecido por tu comentario que me parece muy relevante. Yo creo que el asunto mas que con la hiperespecialización del conocimiento, tiene que ver con la tareas que la universidad se marca y con el 'olvido' de se encuentra al servicio de la sociedad, y no de las empresas. Creo que mientras la institución no considere la responsabilidad social como algo que hay que hacer, sino como una de sus tareas prioritarias - junto a la docencia y la investigación - la situación cambiará poco.

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    • Comentó el 09/12/2020 a las 20:53:38

      Hola, Mar y Emilio,
      me parece my interesante vuestra propuesta y además necesaria. Imagino que conoceréis el trabajo de Nicholas Maxwell, lleva décadas reivindicando una revolución en el campo académico para conectarlo con los problemas reales de la sociedad, como apuntáis en la exposición. En lugar de creación de conocimiento él reclama la creación de sabiduría -relacionado con lo aquí llamáis co-creación. En el campo de las humanidades, y específicamente de la filosofía, me pregunto ¿hasta qué punto la hiper-especialización del conocimiento impide que se ejerza esa función social de la universidad? Al fin y al cabo, se trata de una tecnificación constante del saber, que tiene sus propias demandas internas, pues la mayor parte de investigadores están presionados por generar 'capital cognoscitivo' en forma de papers, libros, ponencias, y etc, a ritmos vertiginosos, muchas veces motivados únicamente por una exigencia curricular, algo que perpetúa la educación bancaria que denunciaba Freire y la extiende más allá del aula. Gracias por compartir vuestra ponencia. Un abrazo.

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