CÓD.N01-S10-06 ONLINE

EDUCAR MÁS QUE INSTRUIR: LA URGENCIA DE UNA EDUCACIÓN INTEGRAL EN LA ENSEÑANZA SUPERIOR DEL SIGLO XXI

La juventud está en primera línea de un constante bombardeo de información inmediata que no alcanza a asimilar, expuesta a una avalancha de emociones no controladas que las redes sociales fácilmente explotan. Anda cada vez más desorientada, con una dificultad creciente para concentrarse, para mantener un esfuerzo constante por falta de metas y grandes ideales que muevan sus vidas.

En el ámbito de los estudios superiores, parece que el objetivo principal de la universidad es la “empleabilidad” y la capacitación para el mercado laboral, priorizando la mera instrucción, la transmisión de contenidos, en detrimento de una verdadera educación integral de la persona.

El objetivo de este trabajo es volver a recuperar la conciencia de la urgencia de una educación integral de la juventud. Se reflexiona, en una primera parte, sobre la distinción entre instrucción y educación y se hace la pregunta de cuál es y debe ser realmente el objetivo de la educación superior: la empleabilidad o el desarrollo integral que enfatiza más el “ser” que el “tener”. En una segunda parte, se expone en qué consiste realmente la educación integral, que implica el desarrollo de las tres potencias de la persona: la inteligencia, la voluntad y el corazón. De allí que se reflexiona sobre la importancia de enseñar a pensar -formando la inteligencia-, enseñar a querer -formando la voluntad-, y enseñar a amar -formando el corazón-; aportando algunos ejemplos concretos de medios que pueden ayudar a esa educación.

Se concluye la necesidad urgente de educadores que proporcionen a los jóvenes una educación integral que les posibilite, mediante una exigencia amorosa: abrir su inteligencia a la verdad, favoreciendo una reflexión crítica y una asimilación pausada y profunda de la información recibida; fortalecer su voluntad frágil trabajando por un autodominio de sus pasiones; y sanar su corazón enfermo, orientando su voluntad y libertad hacia el auténtico y verdadero amor que consiste en querer el bien del otro.

Hace falta en definitiva maestros de vida y referentes que muestren a los jóvenes el camino, que eduquen, más que instruyan, para un desarrollo pleno de la persona que permita alcanzar la verdadera felicidad. Potenciar la excelencia humana de las futuras generaciones aportará más beneficios a la sociedad, pues añadirá a la excelencia profesional una plusvalía de humanidad, de valores y virtudes tan necesarias y urgentes en nuestra sociedad.

Palabras clave

Antropología desarrollo de la persona educación integral Juventud universidad

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Catherine Declercq

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Hay 12 comentarios en esta ponencia

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      Israel David Medina Ruiz

      Comentó el 11/12/2020 a las 00:42:49

      Estimada Catherine, enhorabuena por su ponencia y su interesante planteamiento sobre la educación integral de la persona en el alumnado universitario. Coincido con el compañero en que puede ser complicado implementarlo en las asignaturas universitarias, aunque quizás es por mero desconocimiento de cómo desarrollar esta metodología. Espero al texto final para tener un conocimiento más profundo. De todas formas, mi pregunta sería sobre si no es algo que se deba realizar en todos los niveles educativos, haciendo más hincapié en la primaria y secundaria, y si se está realizando algo al respecto con el alumnado del grado en Magisterio, porque sería muy interesante realizar este tipo de trabajo con el estudiantado desde los primeros niveles de enseñanza. Muchas gracias.

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        Catherine Declercq

        Comentó el 11/12/2020 a las 10:25:12

        Estimado Israel David,
        Gracias por el tiempo prestado a mi ponencia, su comentario y su pregunta. Estoy totalmente de acuerdo en que esta educación integral tiene que empezar desde la más tierna infancia, en la familia, y seguir en los demás niveles educativos. En el colegio y la universidad de algún modo se tiene que afianzar y completar la educación recibida en la familia, siendo los padres los primeros y principales educadores.
        La educación y formación integral es una tarea que dura toda la vida. Nunca podremos decir que ya estamos formados del todo, siempre podemos seguir creciendo en el desarrollo personal en cada una de las dimensiones de nuestra persona, pero ciertamente, la etapa de la infancia, niñez y juventud son cruciales y fundamentales.
        Y sí, es muy importante que los alumnos del grado de Magisterio tomen conciencia de la trascendencia de esta formación integral de los niños para que éstos puedan crecer sanos, fuertes, seguros de sí mismos, generosos, responsables, valientes, creativos, etc. Creo que es importante con los alumnos de Magisterio potenciar las asignaturas más humanitarias y de fundamento que les ayuden a crecer personalmente, a pensar con profundidad, a reforzar su voluntad y su capacidad de amar; y también ofrecerles más charlas y actividades formativas de todo tipo para que puedan luego realizar mejor su tarea educativa tan importante, pues los niños y jóvenes son el futuro de la sociedad. ¡Gracias! Saludos.

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      Pablo Farinós Celdrán

      Comentó el 10/12/2020 a las 14:18:52

      Estimada Catherine,
      Muy interesante la reflexión sobre la necesidad de centrar la educación en aspectos humanísticos y emocionales, no solo en aspectos de empleabildiad y rendimiento económico. Quería preguntar si considera que acciones de formación complementarias y transversales en la educación superior, como pudieran ser los voluntariados universitarios con calado social (que inevitablemente ejercen ese papel de "formación en el corazón"), deberían tener más peso en los planes de estudios unviersitarios, y no quedar meramente como alternativas para aquellos que quieran complementar su formación mediante estas vías (ya que creo que los alumn@s que apuestan por participar en esas acciones, ya integran ese "plus" de empatía y emociones en su personalidad).
      Gracias y un saludo

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        Catherine Declercq

        Comentó el 10/12/2020 a las 19:25:40

        Buenas tardes Pablo,
        Gracias por el comentario y la pregunta. Como bien resalta, creo que el voluntariado social es una buena manera de ir educando el corazón para enseñar a amar pues permite al joven salir de sí mismo para ayudar a los demás. Si consigue perseverar en esas actividades, y conseguir que no sea algo meramente puntual, irá adquiriendo el hábito y la virtud de la solidaridad, estando dispuesto siempre a ayudar al que lo necesite, pensando más en los demás que en uno mismo.
        Por ello, creo que sería muy bueno que en efecto tuviera más peso en los planes de estudios universitarios para “obligar” de algún modo a los jóvenes a salir de su comodidad y experimentar la alegría que hay en darse a los demás. De hecho, por propia experiencia, me acuerdo que, en los últimos cursos del bachillerato que realicé en Estados-Unidos, teníamos que realizar un número de horas de “Community service” (servicio a la comunidad) que era como un voluntariado (pintar una casa, limpiar un parque, etc.), y era obligatorio para poder tener el diploma de fin de estudios. Fue una experiencia positiva y pienso que ayuda mucho a los jóvenes que en el fondo están deseando hacer algo por los demás y necesitan algún “empujoncito” desde fuera y luego acompañamiento para que perseveren en esas virtudes. Si la universidad puede dar más peso a ese tipo de actividades podrá ser un incentivo mayor para ese darse gratuitamente a los demás y encontrar la verdadera felicidad. Saludos.

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      Isaías Barreñada Bajo

      Comentó el 10/12/2020 a las 11:14:05

      Buenos días. Me resulta muy sugerente su reflexión. En un Grado de Relaciones Internacionales, disciplina relativamente nueva, nos encontramos de lleno con esta cuestión, dado que tenemos que combinar conocimientos básicos de otras disciplinas, cuestiones propias, pero también es imprescindible una apertura cultural a realidades muy diversas.

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        Catherine Declercq

        Comentó el 10/12/2020 a las 11:50:54

        Buenos días Isaías. Gracias por su comentario. En efecto, creo que es muy importante ofrecer una formación amplia que englobe conocimientos básicos y específicos, pero sobre todo que enseñe a ser mejor persona, incluyendo esa apertura cultural a la que se refiere, que nos recuerda que somos todos miembros de una misma familia humana gozando todos de la misma dignidad.
        De hecho es interesante observar que varios estudios realizados sobre empresas apuntan que, al final, lo que realmente se busca en los rabajadores no es simplemente que sepan realizar la tarea sin más, sino que se buscan cualidades personales y valores (honestidad, honradez, puntualidad, el saber escuchar y tratar bien y con respeto a los clientes o al resto de compañeros, etc.). En definitiva, creo que lo que al final más se valora, tanto por parte de los directivos como de los trabajadores, es que se consiga un clima familiar de mutuo respeto y un ambiente sano y alegre, en olvido propio, que permita un desarrollo personal de la persona también en ámbito laboral. Es una bella tarea que cada uno tiene que trabajar a nivel personal donde se encuentre, influyendo positivamente para hacer un mundo mejor. Saludos.

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      María Luisa Rico Gomez

      Comentó el 09/12/2020 a las 18:02:44

      Hola Catherine. Felicidades por el trabajo. Quería preguntarte si la dimensión humanística para alcanzar la formación integral del sujeto sería factible de forma transversal como competencia básica-general en las titulaciones universitarias; así como, si tal cómo están planteados los planes de estudio, es factible, a su vez, el desarrollo integral del sujeto, en todas sus facetas humanas. Gracias.

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        Catherine Declercq

        Comentó el 10/12/2020 a las 11:25:15

        Estimada María Luisa. Gracias por su comentario y pregunta. Ciertamente considero que toda universidad, para ser realmente “universitas” en su identidad y misión, tendría que ver de qué manera cultivar esa dimensión humanística y ofrecerla de forma transversal como competencia básica-general. Pienso que es importante que en los planes de estudio haya asignaturas que ayuden a una reflexión profunda sobre temas trascendentales. Lamentablemente parece que, cada vez más, se suprimen esas asignaturas de “fundamento” por no considerarlas “útiles” o “productivas”, lo cual considero un grave error que va en detrimento de esa educación integral tan necesaria.
        ¿Qué se puede hacer entonces? Pienso que los profesores tienen que agudizar su creatividad para ver cómo ofrecer esa formación integral en sus clases. Educar la voluntad puede hacerse exigiendo el cumplimiento de normas básicas de saber estar (puntualidad, orden, respeto, buenos modales, no usar el móvil en clase, etc.), con amor y flexibilidad, pero sin ceder ante cualquier capricho. Educar en el amor, enseñando también con la vida, no solo con palabras, lo que implica este querer al otro por sí mismo. Y en cuando a educar el entendimiento, según la materia que se esté impartiendo, forzarles un poco a que piensen por ellos mismos y reflexionen, a que hagan trabajos personales sin acudir al corta-pega, etc.
        En la Universidad Católica de Ávila donde trabajo, al tener clara la misión de la universidad de ofrecer esa formación integral, tenemos integrado en el plan de estudios, de modo obligatorio para todos los alumnos en cualquier grado, cuatro asignaturas que tienen ese fin de hacer reflexionar y abrir la razón a temas fundamentales para la vida. Dichas asignaturas son: Antropología, Ética profesional, Introducción al Cristianismo y Pensamiento social cristiano. Además, con el seguimiento personal de los alumnos y las diversas actividades voluntarias que se proponen, esperamos poder completar esa educación integral que debería haberse dado en gran parte ya en la familia. El ámbito familiar es fundamental e insustituible. De allí también la importancia de ayudar a los padres a que ejerzan su tarea educativa lo mejor que puedan, educando a sus hijos en todas las dimensiones de su persona. Gracias.

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      Carlos Martínez-Hernández

      Comentó el 03/12/2020 a las 21:20:04

      Hola. Gracias por su comunicación. Aporta una idea muy interesante, aunque difícil de materializar. Le quería preguntar qué modelo de formación del profesorado propone para poder alcanzar esta enseñanza integral en el alumnado. Muchas gracias.

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        Catherine Declercq

        Comentó el 10/12/2020 a las 10:01:16

        Estimado Carlos, en primer lugar, agradecerle su comentario y su pregunta. Le contesto desde la experiencia que se sigue en la Universidad Católica de Ávila (UCAV). La UCAV cuenta con un Vicerrectorado del profesorado y de calidad que se encarga de realizar un seguimiento de los profesores, velando también el decanato de cada Facultad por aportar un seguimiento personal, interesándose por el avance de cada profesor, su situación personal y el desarrollo de su tarea docente e investigadora.
        Para poder ofrecer una formación permanente al profesorado, dicho Vicerrectorado tiene establecido un Centro de formación del profesorado que sigue cada año un Plan de formación del PDI y del PAS. Como parte de este Plan, se establecen a lo largo del año diversas charlas formativas sobre temas educativos y de humanidades, sobre la misión e identidad de la universidad y otros temas de interés. Esta formación se encuadraría dentro de esta educación integral que queremos ofrecer también a los profesores permitiendo ampliar horizontes y reflexionar más en profundidad, permitiéndoles también tener más herramientas humanas y formación general para sus clases.
        Por otra parte, además de estas charlas de carácter obligatorio, se ofrecen otras múltiples actividades voluntarias para seguir creciendo en esta educación integral que permita luego poder educar mejor a los alumnos. Algunas de estas actividades son: Círculo de lectura semanal, Encuentros de Universitarios dos veces al año (son encuentros entre estudiantes y profesores, abierto también a otras universidades a nivel nacional, en el que se reflexiona durante un fin de semana sobre algún tema concreto), experiencia de oración en silencio para conocerse mejor a sí mismo y a Dios (Ejercicios Espirituales según el método de San Ignacio), estudio del Catecismo semanal para profesores, etc.
        Y resaltar finalmente que los profesores noveles gozan de un seguimiento más atento y que cada profesor al empezar su labor educativa en la UCAV recibe en papel un documento sobre la identidad y misión de la Universidad Católica siendo invitado vivamente a que haga de él una lectura pausada y profunda para asimilar bien la pedagogía de una educación integral que se quiere ofrecer en la universidad.
        Aunque se pueden ofrecer otras muchas actividades, espero que estas pocas enunciadas sirvan para dar alguna idea general de lo que proponemos y vivimos. En el texto completo de mi ponencia apunto algunos ejemplos más que ayudan a esta educación integral, que pueden servir tanto para alumnos como para profesores, pues al final todos tenemos que seguir formándonos y creciendo. Es una tarea de por vida en la que todos debemos esforzarnos, para bien tanto personal como de los demás. Gracias. Un saludo.

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          Carlos Martínez-Hernández

          Comentó el 11/12/2020 a las 16:17:49

          Gracias por su respuesta. Me pregunto si un sistema similar es extensible a centros educativos no católicos, sin comprometer la aconfesionalidad de la enseñanza. Un saludo.

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            Catherine Declercq

            Comentó el 11/12/2020 a las 17:59:39

            Buenas tardes Carlos. Por contestar a su pregunta, considero que todo centro educativo debería ofrecer un educación integral basada en una antropología realista que desarrolle las facultades de la persona humana (inteligencia, voluntad, afectividad), sea cual sea su ideario. Podrá ofrecer diversas actividades que potencien la reflexión, la búsqueda de la verdad, el fortalecimiento de la voluntad, la salida de uno mismo en entrega generosa a los demás, etc.
            Pero pienso que la visión del ser humano que aporta el cristianismo -considerando la unidad de la persona humana en sus potencias y en cuerpo y alma, su dignidad absoluta, la existencia de la Verdad, su lucha entre el bien y el mal, etc.)- es el mejor aliciente para esforzarse en esa educación integral. Veo más difícil poder llevar a cabo en plenitud una educación integral con una concepción diferente de la persona (por ejemplo, meramente materialista o relativista).
            Un saludo cordial.

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