La política de la naturaleza no puede escapar a la naturaleza de la política, es decir, a las posibles soluciones y alternativas que desde ese medio se pueden llevar a cabo para evitar riesgos ecológicos (cambio climático antropogénico, agotamiento de recursos naturales, pérdida de biodiversidad, etc.). Aceptar que la política humana debe priorizar la ecología (el soporte vital de las sociedades, las instituciones, los Estados, etc.), nos lleva a observar que los diferentes modelos socio-políticos se han establecido en los últimos años en torno a esta cuestión, ya sea desde una posición de status quo y apatía ecológica como en las democracias liberales, así como en modelos poco amistosos con la democracia como las propuestas llevadas a cabo por muchos teóricos neohobbesianos, sin olvidar alternativas renovadoras desde el ecosocialismo a la democracia radical.
Con la idea teórica de desarrollar una alternativa al modelo liberal en la década de los años noventa del siglo XX, la democracia deliberativa de corte crítico ha intentado redibujar, rediseñar, imaginar otra forma de política. Este giro deliberativo se ha producido a varias escalas, desde las reformas estructurales en política y sociología a los análisis empíricos y de encuestas de opinión, pero solo desde la democracia deliberativa crítica (de Jürgen Habermas a John Dryzek) se ha presentado un modelo de democracia ecológica aplicable a ámbitos locales y transnacionales más allá de las insuficiencias y límites de la política liberal. En efecto, como veremos a lo largo de la presentación, la democracia deliberativa clásica presenta varios problemas a la hora de resolver cuestiones ecológicas; problemas que giran en torno a cuestiones teóricas, éticas y políticas que serán analizadas siguiendo la bibliografía más actualizada de análisis eco-social. Este análisis permite observar una radicalización ecológica en teoría democrática.
Para entender y fundamentar esta radicalización ecológica, analizaremos las diferentes extensiones presentes en el modelo de democracia ecológica: extensiones teórico-epistemológicas, extensiones práctico-éticas y extensiones práctico-políticas. Esta parte permite entender que en la estructura interna de la democracia ecológica están inmersos procesos biológicos, ecológicos, filosóficos, éticos, sociales y políticos. Tanto los análisis teóricos como los ejemplos empíricos de los últimos años nos permitirán entender las consecuencias de la radicalización ecológica en política.
Una vez visto este proceso interno, teórico y práctico, analizaremos principalmente cómo se estructura una democracia ecológica. Para ello es necesario entender que la democracia ecológica se establece entre una esfera pública representada por los movimientos sociales, asambleas, etc., (la sociedad civil) y una estructura formal de democracia moderna (el sistema). Esta caracterización permite entender que estas dos estructuras se complementan entre sí a la hora de solucionar problemas ecológicos. A su vez, veremos su aplicación local (biorregionalismo) y transnacional (gobernanza global) a la hora de solucionar problemas ecológicos a varias escalas, desde problemas locales a problemas globales.
Finalmente se presentarán unas Conclusiones sobre los modelos políticos que hoy están establecidos en democracia y la propuesta de la democracia ecológica como alternativa a las insuficiencias y límites de estos modelos en lo que hoy se denomina como época del Antropoceno.
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Guillermo Martínez Cazón
Comentó el 11/12/2020 a las 23:33:55
Buenas, muchas gracias por tu trabajo y comunicación, tenemos que buscar las mejores teorías para los retos contemporáneos. Por eso, me interesa la comparación con aquellas teorías que muchos esperaban que diesen respuesta a los problemas del siglo pasado:
¿Cómo pondrías en común la democracia ecológica con el marxismo? ¿crees que son compatibles?
Por otro lado, me inquieta el dilema (quizás falso) de que es mejor, ¿ecología sin democracia, o democracia sin ecología?
Un cordial saludo.
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Javier Romero
Comentó el 12/12/2020 a las 10:43:18
Hola Guillermo, gracias por tus interesantes preguntas.
Efectivamente, hay que buscar teorías y modelos que nos ayuden hoy. Sobre la relación de la democracia ecológica y el marxismo, hay que ver qué tipo de marxismo. Más bien me quedo con Paco Fernández Buey o Manolo Sacristán cuando hablaban de un Marx sin -ismos. Las críticas a, por ejemplo, el marxismo soviético han venido fuertemente argumentadas desde la ecología política (desde Michal Löwy, a Robyn Eckersley, sin olvidar economistas ecológicos como Roegen, Naredo o Alier). Decir tiene que el "Ecocidio en la URSS", por ejemplo, poco tiene de sensibilidad ecológica como señalan Alfred Friendly y Murray Feshbach (Ecocide in the URSS, 1992). Habermas, que está en la base aunque no llega a postular la democracia en estos términos, asume de Marx muchas cuestiones (desde Reconstrucción del materialismo histórico hasta Verdad y Justificación). El mismo Michael Löwy, en su obra Ecosocialismo, habla de una democracia en estos términos (esta comparación aparecerá en la publicación), después de 1989. Por ello, hay compatibilidades por la defensa que hacen de lo social, el análisis de estructuras, el papel de los movimientos sociales, la radicalidad de las cuestiones y su crítica al idealismo, etc. Marx es un clásico del pensamiento, y nos dejó un legado como nadie para analizar la realidad, pero su contexto (siglo XIX) estaba muy marcado por la ideología del industrialismo y del crecimiento económico manchado de carbón...hoy estamos -creo- en otra visión y con otra sensibilidad, pero no debemos descartar mucho de sus análisis.
La disyunción que planteas es un problema hoy. Ecología sin democracia aumenta el neohobbesianismo y el ecofascismo....mientras que democracia sin ecología tenemos ejemplos hoy de lo que está ocurriendo en la perspectiva de la democracia liberal profundamente antiecológica a pesar de las campañas de "greenwashing". Una democracia sin ecología (radical, de raíz) no hace más que esconder el problema y abrir el paso a modelos poco amistosos con la pluralidad, la libertad y la democracia.
Gracias y un saludo
Javier
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Guillermo Martínez Cazón
Comentó el 12/12/2020 a las 21:58:47
Te agradezco la contestación. Coincido en que el contexto material ha cambiado y consecuentemente debemos replantear muchas visiones ancladas en el sig. XIX. Ahora tenemos otras sensibilidades, al igual que otras necesidades, deberes, interés... debemos esforzarnos en estar a la altura del nuevo contexto.
Un saludo cordial, y de nuevo, felicidades por tan rigurosa ponencia.
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Javier Romero
Comentó el 12/12/2020 a las 22:40:17
A ti Guillermo, estoy contigo en lo que dices. Hay que seguir uniendo fuerzas y pensando realidades nuevas para una realidad que está cambiando eco-socialmente. Un saludo.
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Sergio Quintero Martín
Comentó el 11/12/2020 a las 22:00:41
Buenas tardes Javier,
Mi enhorabuena, una gran ponencia. La información está perfectamente presentada. Mis preguntas son las siguientes: ¿cómo se relaciona el activismo ecológico con esta racionalidad ecológica que presentas para democratizar el Antropoceno?, ¿qué valor tiene el activismo para mostrar estas demandas ecológicas? Por último, ¿se podría pensar el fenómeno de lo político actualmente fuera de estos términos?
Muchas gracias por tu atención.
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Javier Romero
Comentó el 12/12/2020 a las 10:21:36
Hola Sergio, gracias por tus preguntas.
En primer lugar decir tiene que el concepto de "racionalidad ecológica" se propuso en 1983, aunque el propio Jürgen Habermas, en el Tomo II de "Teoría de la acción comunicativa" habla ya de unas "bases orgánicas del mundo de la vida". Sobre el activismo, corresponde como actor político a los movimientos sociales, o nuevos movimientos sociales (NMS) en la clasificación de Claus Offe, analizar, criticar e influir sobre la actividad política, es decir, los conocidos NMS como Greenpeace o Climate Justice, entre otros, tienen la capacidad de reunir propuestas de diferentes preferencias y posiciones para influir en el Estado y las administraciones (hay que decir que el grado de influencia depende también del grado de apertura del Estado a las demandas y a la sensibilidad ecológica. El activismo, como dices, no solo está cerrado y encapsulado a los NMS sino que se abre a la sociedad civil como red de redes... es la base de la democracia deliberativa más allá de la agregación de preferencias, la competencia entre partidos o la oligarquía de partidos propio de la democracia liberal (que conservadores, algunos socialistas e incluso populistas comparten por igual). El concepto de "racionalidad ecológica" saca a la luz dos instancias: que la sociedad civil compuesta por diferentes individuos es naturaleza, así como el sistema depende la naturaleza y de una base ecológica estable para su desarrollo. La interdependencia y ecodependencia es clave aquí. Sin un medio ambiente estable (factores bióticos y abióticos) ni los seres humanos pueden desarrollarse ni las instituciones permanecer estables...con el Antropoceno -y las inestabilidades que trae- esta fragilidad sale a la luz.
Pensar el fenómeno de "lo político" sin tener en cuenta el medio ambiente corresponde a un acto de antropocentrismo y de incluso ceguera si se me permite decir esto. La infraestructura ecológica influye en la superestructura social-cultural, y esto es innegable a la luz de la segunda ley de la termodinámica o segunda ley de entropía. Por ello defiendo que toda política ya es ecología política de alguna manera, ya sea tomando en serio estos problemas o no queriendo escucharlos o incluso destruyendo hábitat natural.
Gracias y un saludo.
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Anna Maria Mannone
Comentó el 11/12/2020 a las 20:22:03
Salve.
Secondo lei, a fronte della devastazione ambientale ed ecologica, il capitalismo, quale è quello globale che si è affermato nell'economia mondiale nella sua forma di liberismo di mercato "laissez - faire", senza lacci e lacciuoli, senza regole e senza norme, non va ripensato alla luce di un nuovo modello di sviluppo alternativo ad esso in cui pochissimi sono ricchissimi e tantissimi sono poverissimi?
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Javier Romero
Comentó el 11/12/2020 a las 20:49:13
Ciao Anna,
Il modello funziona con la nozione di "economia ecologica". È un modello di economia che tiene conto della capacità biofisica della Terra e della distribuzione delle risorse tra le popolazioni. Consiglio di leggere Joan Martínez Alier: "Ecologia dei Poveri. La lotta per la giustizia ambientale".
Grazie e saluti.
Javier
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José Manuel Domínguez de la Fuente
Comentó el 11/12/2020 a las 18:05:05
Enhorabuena por su magnífica comunicación Javier,
Me resulta de gran interés el modelo de democracia ecológica que ha presentado. Sin embargo, se me plantean dudas acerca de la plausibilidad de su implantación. Es decir, si bien es cierto que la teoría está desarrollada, ¿Cuál esla hoja de ruta a seguir para que se haga realidad en los sistemas políticos actuales? ¿Cómo poner freno a la economía neoliberal que tiene tanto poder e implantar democracias y economías con una racionalidad ecológica? Y, si fuera posible, ¿Estamos a tiempo?
Muchas gracias de nuevo,
José Manuel.
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Javier Romero
Comentó el 11/12/2020 a las 19:09:25
Hola José Manuel, gracias a ti por las interesantes preguntas.
Decir tiene que, a primera vista, el modelo de democracia ecológica puede parecer demasiado teórico y abstracto, es cierto. En este punto afirmo que sus defensores (sobre todo John Dryzek en la obra "Deliberative democracy and Beyond, 2000) hablan de la democracia ecológica como un "ideal regulativo" (a lo Kant y Habermas), y su posible complejidad estriba en proponer un modelo que incorpore temas de ecología, sociología, teoría política, ética, filosofía ambiental.. esto es, según el conocimiento que tenemos hoy desde diferentes perspectivas (evitamos aquí el discurso hegemónico y monolítico). La idea es proponer un modelo que salvaguarde la homeostasis y la estabilidad ecosistémica a luz de las inestabilidades ecosociales que tenemos llamando a nuestras puertas: cambio climático, agotamiento de recursos... y su impacto en la sociedad a modo de migraciones masivas de refugiados, guerras por recursos, estados de anomia, etc.).
La hoja de ruta está en marcha a dos niveles: sociedad civil y Estado. A diferencia de otros modelos que apuestan bien por un exceso de sociedad civil (véase el ecoanarquismo) o un exceso de Estado (véase el liberalismo tecnócrata o el neohobbesianismo ecológico), la democracia ecológica juega a dos niveles: influencia de la sociedad civil sobre asuntos del bien común cuando el Estado sea abierto a las demandas (como se puede ver en el vídeo), así como una prioridad de la racionalidad ecológica en los sistemas (la base de las infraestructuras sociales y, por supuesto, de la naturaleza humana y no humana). La complejidad de la sociedad hace necesario un Estado ecosocial democrático de derecho que garantice la participación pública a la vez que asegure, por ejemplo, determinados derechos (en la línea de la ecología jurídica y el derecho ambiental). Además, los casos de deliberación muestran que cuando el Estado no interviene en la sociedad (como en casos extremos dados en, por ejemplo, la RDA o la URSS -y algunos populismos-) los ciudadanos y ciudadanas deliberan, muestran sus preferencias y opiniones que son debatidas sin ningún tipo de coacción (siguiendo en este caso la teoría de la argumentación en filosofías como la de Habermas o Apel). La deliberación no es fácil y tiene muchos problemas (de alguna manera permite medir el grado de democracia de un país).
Sobre poner freno al modelo económico que citas, se habla de una "domesticación del capitalismo" (Habermas) y una apuesta por modelos abiertos de "economía ecológica" (Dryzek) siguiendo a Nicholas G. Roegen (en España Joan Martínez Alier ha citado a Dryzek en mas de una ocasión). Al fin y al cabo, tanto el modelo capitalista como el modelo comunista han llevado -como señalan multitud de teóricos ambientales (Dryzek, Riechmann, Löwy) y economistas ecológicos (Alier, Naredo, Roegen)- hacia un ecocidio. Los dos modelos, capitalista y comunista, defienden el crecimiento económico y basta ver, por ejemplo, algunos análisis de Alfred Friendly y Murray Feshbach (Ecocide in the URSS, 1992) para darse cuenta que el problema no es el capitalismo, sino la noción de industrialismo y crecimiento económico que está detrás de estos modelos de economía neoclásica, que dejan de lado la naturaleza (o se la considera como mero "capital natural"), además de ser fuertemente antropocentristas. Estar a tiempo depende de la apertura de los Estados (abierto o cerrado) y de las demandas de la sociedad civil, además de un cambio en la economía que considere a la ecología como prioritaria, fomentado otro tipo de quehacer económico de acuerdo a los ritmos de la naturaleza. Pero, finalmente, todo ello depende en última instancia de cambiar la cosmovisión, saliendo de la "zona de confort antropocéntrica" en la que llevamos muchos siglos, y aquí la filosofía ambiental y la ética ecológica puede ayudarnos (desde Naess a Val Plumwood).
Un saludo
Javier
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José Manuel Domínguez de la Fuente
Comentó el 14/12/2020 a las 13:03:21
Muchas gracias por su respuesta.
Leeré e investigaré sobre los autores y temas propuestos.
Enhorabuena y gracias de nuevo,
José Manuel.
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