CÓD.N05-S01-A-20 ONLINE

“Fronteras mutantes”: secret spaces, solitude and transparency in Kentukis by Samanta Schweblin

This study analyses the novel Kentukis (2018) by Samanta Schweblin as a literary and moral reflexion on the construction of contemporary identities ambiguously embedded in digital technology, and how this identity construction can bring to the human solitude that Byung-Chul Han (In the Swarm: Digital Prospects, 2017) defines as the social form of the modern hyperconnected digital era.

Schweblin’s work pictures a global reality pervaded by a sort of diffuse, yet in some way hybrid “transparency” (Han, The Transparency Society, 2015) that reproduces a perpetual exchange between the secret space of the anonymity and a surreal voyeuristic overexposure of intimacy. The virtual hetero-topology (Foucault, Les Hétérotopies, 1966) created by the novel crosses a realistic simulation of the contemporary globalized world by continuously breaking through what Bauman (La vita tra reale e virtuale, 2005) calls “the glass wall”: the mutant boundaries between real and digital reality.

Mocking science fiction and reality television codes, and stretching to the limit the possible identities interplays offered by simulation video games, Schweblin’s narrator walks through the lives of a multitude of characters, who decide to symbolically escape from their bodies, catapulting themselves into the lives of others, randomly, in the form of anonymous puppets equipped with cameras: the Kentukis. The human immersion in the digital world goes beyond representation to become physical presence; consequently, the desperate search for a new personal space –a new secret and satisfying identity– that divides individuals into “owners” and living puppets, creates virtual/real lives that last as long as the Kentuki’s battery life.

The resulting social relationships appear surreal, obsessive, grotesque, often immoral and destined to fail. As a consequence, inside Kentukis, the possibility of imaging and creating new (virtual) human spaces unveils solitudes that cyclically turn into loneliness and that are presented now as consolatory, then as disturbing: in this sense the “swarm” of protagonists seem to be lost or trapped in a sort of technological, yet intrinsically human “fragmentación existencial”(Kentukis, 2018:190).

Therefore, this study explores how the interplay between “owners” and Kentukis, and the obsessive embodiment of virtuality inside the structures of reality could produce moral displacement and, moreover, moral disengagement (Bandura, Selective Moral Disengagement… 2002). Schweblin’s characters, as simulation of real contemporary human beings, seem “inebriated by the digital medium, but blind to its consequences” (Han, In the swarm… 2017) forgetting that they are the ultimate active responsible for their actions. In this sense, while implicitly warning about the impossibility of escaping from real life, Schweblin’s narrative voice does not offer any kind of moral justification to the potential threats derived by the use (and abuse) of technology: if the dark side of digital technology exists, its causes should be traced back to human agency (Bandura, 2002), its potential moral evil.

Palabras clave

moral disengagement technology transparency

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Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 9 comentarios en esta ponencia

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      Miguel Ángel Albújar-Escuredo

      Comentó el 11/12/2020 a las 06:01:22

      Estimador Dr. Lobina, le agradezco la publicación de su presentación virtual. Querría retomar en parte la discusión que ha mantenido con la Dr. Herraiz Gutierrez en relación a la artificialidad de la representación del que se sabe observado en esta novela.

      ¿Consideraría usted productivo incluir en el análisis el concepto de hiperrealidad y simulacro debidos a Jean Baudrillard como herramientas de análisis narrativo? Siendo el Kentuki una imagen de un osito de peluche, a su vez imagen de un animal idealizado, o de multitud de ellos dependiendo de la forma que adopte; ¿no alcanzaría la dimensión de simulacro a fuerza de ver su original desdibujado por copia y recopia?

      Y si es así, ¿sería legitimo aventurar que la relación entre el mirón y el mirado, en la novela, provoca una suerte de recursividad simbólica infinitiva (pudiendo ser el mirón a la vez mirado y a la inversa)? Siendo este fenómeno comunicativo el culpable de un sistema de relaciones personales que ya no parece basarse en el contacto real entre individuos, sino en una intimidad tan anónima como hiperreal, pues no conecta a sujetos identificables, sino a constructos fingidos.

      ¿Persigue, acaso, la autora de la novela reproducir el correlato objetivo de las emociones digitales de nuestro presente?

      Y por último, ¿me gustaría pedirle si podría extenderse un poquito más sobre la afirmación que hace de la intención de la autora de parodiar el género de ciencia ficción?

      Cuídese.

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        Matteo Lobina

        Comentó el 11/12/2020 a las 10:37:30

        Estimado Dr. Albújar-Escuredo, gracias por su aportación y preguntas. En relación a la artificialidad de la representación humana en la novela coincido con usted que el concepto de hiperrealidad de Baudrillard pueda seguramente ser productivo para el análisis. Lo que perturba en la novela es como esta relación/simulación sea consciente, y como la multiplicaciones de máscaras con referentes anónimos provoque exactamente lo que usted define como una suerte de recursividad simbólica infinitiva. En mi opinión, Schweblin reproduce esta tipología de comunicación virtual y real precisamente para explicitar el rol de las emociones, del consumo y de la confianza en la era digital: de todas formas, su inversión en el tema tecnológico y científico, que parece superficialmente encuadrar la novela en una atmósfera que recuerda a la ciencia ficción, no hay realmente nada de nuevo, de impresionante tecnológicamente hablando. Los Kentukis no son realmente avanzos científicos, son tecnología vieja y ya conocida: un cruce entre cámaras, teléfonos, pueden existir tranquilamente en la realidad.

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      Jose Luis Arroyo-Barrigüete

      Comentó el 10/12/2020 a las 17:06:42

      Matteo, enhorabuena por tu magnífica exposición. La pregunta que me gustaría hacerte es la siguiente: esta novela tiene unos claros tintes tecnófobos, ¿queda algún resquicio en la novela que justifique el avance tecnológico o estamos ante un planteamiento completamente negativo ante este tipo de progreso?

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        Matteo Lobina

        Comentó el 10/12/2020 a las 17:59:02

        Hola, José Luis, muchas gracias. No sé si definiría la novela tecnófoba. Es cierto que pone en luz potenciales aberraciones derivadas del uso de la tecnología, pero sin reales moralismos, lo que hace la novela es avisar al lector, evidenciando, en mi opinión, el comportamiento humano, sus desconexiones morales posibles. Los protagonistas son siempre los seres humanos (“amos” o Kentukis): así que la tecnología en el texto puede ser vista como un pretexto – además el Kentuki no es presentado realmente como un avance tecnológico, dado que es descrito como un cruce entre un teléfono, un peluche y una videocámara – para evidenciar varias formas de soledades humanas en los rincones más disparados del mundo, soledades que pero no siempre son presentadas como negativas, de hecho, aunque de forma minoritaria, hay personajes que, gracias a la relación con el Kentuki, encuentran la posibilidad de vivir vida alternativas, más satisfactoria de la que vivían antes.

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      Alicia Herraiz Gutierrez

      Comentó el 10/12/2020 a las 13:59:07

      Matteo, este es un precioso análisis de una novela perturbadora. Me interesa mucho el juego que planteas de trasparencia en la que el amo se envuelve.
      Tu ponencia me recuerda, por supuesto, al Panóptico de Foucault que mencionas al final, un panóptico en el que el hecho de saberse observado influye en el comportamiento del sujeto. Si por el mero hecho de ser observados los individuos adoptan una performatividad, entonces, en “Kentuki” ¿realmente hay una exhibición de uno mismo? ¿No existe la posibilidad de que todo sea una representación artificial del Kentuki? Me interesa saber tu lectura del texto sobre la diferencia entre identidad real y fingida o construida.

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        Matteo Lobina

        Comentó el 10/12/2020 a las 14:26:24

        Hola Alicia, gracias por tu comentario y tu pregunta. Estoy perfectamente de acuerdo con tu lectura. Kentukis y amos se eligen al azar. No se conocen y necesitan instaurar una relación, una comunicación que supere el anonimato de los dos: ellos, entonces se construyen una nueva identidad, una identidad exclusiva que nace y muere todas las veces que se enciende el Kentuki y que, como dices tú, tiene elementos performativos por parte de los amos que se “denudan” y también por parte de los individuos que los miran mientras ponen en pausa sus vidas y sus identidades reales. Nadie en Kentukis es sí mismo mientras actúa en el este “juego”. Cuando alguien intenta verdaderamente superar los limites del juego y desvelar su real identidad, las consecuencias son a menudo perjudiciales para la relación antecedente, hasta la destrucción de esta, y a veces del mismo Kentuki que en algunos casos acaba siendo matado de forma surreal.

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      Matteo Lobina

      Comentó el 10/12/2020 a las 13:31:33

      Buenos días Marina, gracias por tu comentario y tu pregunta. En la novela no hay personajes activos que se resistan a la invasión de los Kentukis, hay solo algunas amigas o amigos de los protagonistas o familiares que parecen contrarios, pero no tienen alguna voz o rol en la trama. Además los media como la televisión son representados mientras intentan una critica hipócrita al fenómeno, poniendo preguntas morales sobre la difusión, por así decir, viral de los muñecos, mientras al mismo tiempo contribuyen a su difusión. En consecuencia, todos los personajes de la novela actúan de Kentukis o amos, y no se resisten a la tecnología, pero nadie de ellos es representado como una víctima: todos participan activamente a la creación de este mundo virtual y real. Lo que sí hay, son juegos de poder entre las dos categorías: aunque se describe alguna relación positiva, hay muchos casos inquietantes, como por ejemplo, amos que no quieren comunicar con sus Kentukis (que ven todo pero no hablan), que los molestan, otros que buscan matarlos y en cambio, Kentukis que llegan a suicidarse porque no quieren estar con sus amos.

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      Marina Isabel Caballero Muñoz

      Comentó el 10/12/2020 a las 13:02:36

      Buenos días Matteo,
      Me ha parecido muy interesante tu presentación, la novela y el análisis que ofreces sobre cómo en ella la sobreexposición a la tecnología conlleva una fragmentación identitaria y una deshumanización moral del sujeto. Aunque me gustaría leerla en un futuro, me surge ahora mismo una pregunta: ¿consideras que todos los personajes de "Kentukis" son víctimas de la tecnología o en la novela aparece algún personaje que se resista a esta invasión tecnológica?
      Muchas gracias.
      Saludos,
      Marina.

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