Introducción
De sobra es conocido por todos que la gran creación de los primeros jesuitas fueron las instituciones colegiales y universitarias, que no siempre pueden ser diferenciadas. Tal y como ha demostrado el historiador Ganss, a la muerte de Ignacio de Loyola (1556) entre los cuarenta domicilios pertenecientes había seis tipologías entre las casas de la orden religiosa.
Toda una organización intelectual que fue propagada con verdadera fuerza por Laínez. Unos domicilios que en sus inicios discrepaban en lo que terminaron convirtiéndose puesto que no estaban destinados al estudio o al aprendizaje. En ellos no se tenía modalidad alguna de lecciones ni tampoco un cuerpo académico de maestros jesuitas, sino que la principal característica sería la de una residencia de estudiantes donde vivían una serie de escolares que asistían a las clases de una cercana academia o universidad.
Objetivos
La importancia que poseen las instituciones colegiales se debe a que siendo una organización de origen medieval en ella se produjo una importante transformación de corte humanista que respondieron a las necesidades, aspiraciones e intereses culturales de las élites urbanas europeas. Pretendemos observar la unión de los modelos propios de Saint-Jacques, Montaigu y Sainte-Barbe con la novedosa propuesta de la espiritualidad ignaciana.
Discusión
Recordemos que Ignacio no fue un gran intelectual y que sus estudios comenzaron en Barcelona, cuando ya tenía cierta edad (33 años), con el maestro Ardévol. Su primer acercamiento universitario tuvo lugar en Alcalá, posteriormente pasó fugazmente por Salamanca y de allí se trasladó hasta París, concluyendo en Venecia. A pesar de lo cual, nadie duda que en su orden religiosa se consiguió la creación de una síntesis humanista-teocéntrica.
La Compañía de Jesús se creó en un ambiente universitario y su estructura educativa dio forma a la naciente orden religiosa. La experiencia de los primeros «amigos en el Señor» fue la de unos miembros del fuero universitario. Una experiencia utopista que en 1541 excluía la actividad académica pero que en 1548 (año de la fundación del colegio de Salamanca) se envió a Palermo a un grupo de los jesuitas más selectos del período.
El inicial grupo parisino estaba formado por hombres mayores y con cierta trayectoria universitaria. Pero pronto se les unieron jóvenes que necesitaban ser formados en humanidades, filosofía y teología tras una primera experiencia mística.
Resultados
Nos situamos ante un acontecimiento de suma importancia. Se corresponde a la equiparación en importancia entre los ministerios apostólicos de la predicación y el de la enseñanza formativa. Este cambio afectó al menos en tres aspectos a los jesuitas: pobreza apostólica y gratuidad del apostolado, un gobierno centralizado e institucionalizado y un importante impulso misionero.
Conclusiones
La creación de los colegios y de las universidades no fue un fin en sí mismo sino un medio para poder formar a los futuros jesuitas en un período de complejidad. Aumentaban los candidatos a la orden religiosa pero no todos poseían la formación necesaria a ojos de Ignacio. Es decir, los miembros de la compañía debían ser unos clérigos reformados, tendientes a la pobreza pero, en todo lugar, instruidos.
Palabras clave
Ponencia Online
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Israel David Medina Ruiz
Comentó el 11/12/2020 a las 21:21:46
Estimado Cristo José, enhorabuena por la ponencia. Has hecho una investigación muy acertada sobre el origen de esa parte tan importante dentro de la Compañía de Jesús que es el ámbito educativo y su pedagogía concreta. Un saludo.
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Maria Leonor García da Cruz
Comentó el 10/12/2020 a las 21:36:13
Estimado colega, parabéns pela sua exposição. Coloco, porém, algumas questões. Os Jesuítas bem preparados espiritualmente e culturalmente fizeram obra prática e intelectual em grande parte conhecidas, na Europa ou fora desta. Mas os que não resultaram tão bem preparados? Eram encaminhados para determinadas actividades secundárias e para certos lugares? Qual o futuro de "jesuítas de segunda classe"? Cordiais cumprimentos
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Cristo José de León Perera
Comentó el 10/12/2020 a las 22:04:15
Estimada María Leonor García da Cruz:
Muchas gracias por su comentario.
En los comienzos de la Compañía de Jesús, aproximadamente en las dos primeras generaciones, casi todos los que entraron en la orden religiosa pertenecían a alguna universidad, por lo que no habría este problema.
Poco a poco fue necesario admitir un mayor número de jesuitas para poder hacer frente a todas las empresas abiertas: el resultado inmediato sería la aparición de las figuras de los coadjutores temporales.
Con el paso del tiempo, una minoría sería la que realmente realizase carrera académica. El resto de los jesuitas harían otros oficios necesarios para el correcto funcionamiento de los domicilios.
Entre la orden nunca se les consideró jesuitas de primera o jesuitas de segunda. Preferían recurrir a la figura bíblica de que, entre todos, formaban un único cuerpo, a pesar de la disparidad de miembros.
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