Durante el reinado de Carlos III tuvo lugar la puesta en marcha de uno de los proyectos, en materia de reforma agraria, más relevantes de todo el siglo XVIII español: las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. Esta colonización, al igual que otras anteriores y posteriores, atendió a unos objetivos económicos, hacendísticos y a razones de seguridad; a los que se sumó el propósito específico, en este caso, de crear una sociedad agraria modelo que pudiera exportarse, total o parcialmente, al resto de la monarquía. Se trató, por tanto, de impulsar las labores agrarias en tierras hasta entonces incultas (sobre todo, baldíos y dehesas) del sur de la Península Ibérica y de colonizar espacios desiertos con el establecimiento de nuevos pueblos. Como no podía ser de otro modo, el paisaje vegetal experimentó desde un primer momento una fuerte transformación, ganando terreno el espacio destinado a distintos aprovechamientos y cultivos mientras que los cubiertos de monte alto y bajo y de matorral retrocedían. Sin embargo, este proceso no fue homogéneo en las distintas localidades de esta jurisdicción, fundamentalmente por la desigual calidad del suelo y por el aprovechamiento doméstico y ganadero de parte de ese monte. De ahí que, frente a la deseada uniformidad inicial en aprovechamientos y cultivos, se fueran evidenciando con el paso de los años distintos ritmos de expansión de los cultivos y diferentes especializaciones de estos últimos. Por ello, nuestro objetivo aquí será el de analizar, desde la puesta en marcha del proceso colonizador hasta el segundo tercio del siglo XX, la transformación experimentada en el paisaje vegetal de los seis municipios que integraron uno de los dos partidos administrativos de aquella (La Carlota, Fuente Palmera, Fuente Carreteros y San Sebastián de los Ballesteros en la provincia de Córdoba, y La Luisiana y Cañada Rosal en la de Sevilla). Con ello estaremos en disposición de entender adecuadamente el modo en el que se produjo en ellos la práctica desaparición de los espacios de monte alto y matorral, que la historiografía ha asumido, sin el correspondiente análisis, que ya se había consumado casi por completo cuando en 1835 se suprimió el régimen foral con el que se gobernaron estas colonias desde su nacimiento.
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Patricia Marisel Arrueta
Comentó el 11/12/2020 a las 22:51:35
Un escenario triste si lo miramos desde la perspectiva productiva de las poblaciones locales...
Gracias Adolfo por tu respuesta. Saludos
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Pablo Pérez Espigares
Comentó el 11/12/2020 a las 11:48:54
Hola, Adolfo. Muchas gracias por tu aportación, que sin duda permite comprender la historia de la región y comprendernos mejor a quienes la habitamos y recorremos con frecuencia. Me gustaría preguntarte lo siguiente: el retroceso del monte bajo es lógico para hacer posibles los cultivos de cereal. Sin embargo, también se da un fuerte retroceso del monte alto. ¿Podrías indicar cuáles fueron los factores que incentivaron ese proceso hasta prácticamente hacer desaparecer ese tipo de paisaje? Muchas gracias y un saludo
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Adolfo Hamer Flores
Comentó el 11/12/2020 a las 14:51:49
Muchas gracias por su comentario. El retroceso del monte alto en el espacio que he analizado se debió, sobre todo, a la difusión de cultivos arbóreos como el olivar y, en menor medida, la vid. El cultivo de tierra calma era bastante compatible con mantener una importante masa arbórea, pero en un espacio con escaso desarrollo de la ganadería (para subsistencia y labores familiares) y con una progresiva menor dependencia de los recursos que proporcionaba el monte alto (incluso para calefacción se sustituye el carbón de encina por el de olivo), el retroceso se aceleró a partir de mediados del siglo XIX. Un saludo
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Patricia Marisel Arrueta
Comentó el 10/12/2020 a las 01:12:23
Estimado Adolfo,
Porque me interesa sobre todo los procesos de expansión de las fronteras agrarias y teniendo en cuenta que tu haces una revisión histórica de las áreas de estudio en cuestión, te pregunto dos cosas, ¿Cuál fue el impacto sobre las poblaciones sociales ante estos procesos de transformación /colonización que dices?, es decir que registro hallaste de ello y
Actualmente ¿Cómo se presentan esos territorios?
Gracias
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Adolfo Hamer Flores
Comentó el 10/12/2020 a las 19:53:35
Muchas gracias por su comentario. En relación a la primera pregunta, el incremento del área cultivada fue una necesidad ante el hecho de que los nuevos colonos debían garantizar dentro de sus propiedades lo suficiente como para subsistir e incluso ahorrar, de ahí que el retroceso del monte bajo sea una constante (las autoridades exigen legalmente avanzar en ese desmonte so pena de desposeerlos de sus lotes de tierra, que se les entregaban en enfiteusis). El retroceso del monte alto estuvo más vinculado con la presencia de una ganadería prácticamente familiar y con la difusión del cultivo del olivar y, en menor medida, de la viña. De ahí que, respondiendo a la segunda pregunta, ante un extensión muy considerable (hasta casi alcanzar el 50% del espacio cultivado) del olivar a partir de mediados del siglo XIX, al retroceso del monte bajo se sumara otro muy acelerado del monte alto. El resultado final en nuestros días (aunque ya era así en líneas generales desde los años finales del franquismo) es que esa superficie montuosa prácticamente ha desaparecido. Solo quedan testimonios más o menos dispersos de encinar, rodeados de cultivos, y algún agrupamiento de árboles muy puntual y de escasa entidad. Un saludo
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