Introducción
La pandemia del Covid-19 está provocando un cambio radical en nuestras formas de vida, un proceso que aún no ha terminado. Así, ha surgido el oxímoron “nueva normalidad”, una novedosa forma de vivir nuestro día a día, que en algún momento llegará a ser habitual. Este término ha superado su contradicción, pero carece aún de definición, salvo por el alzamiento de la tecnología de la vigilancia para el control de la infección. Harari (2016) planteó dos posibles nuevas normalidades: el dataísmo (el dominio de los datos) o el tecno-humanismo (conocido más comúnmente como transhumanismo). Su predicción parece inclinarse más hacia la primera opción, y parece no haber futuro más allá de esa bifurcación.
Objetivos
El objetivo de este trabajo es señalar cómo estas perspectivas problematizan nuestra noción de individuo, demostrando al mismo tiempo que las soluciones ofrecidas pasan por una revalorización de nuestro concepto de comunidad.
Resultados
El dataísmo (Harari, 2016) consiste en someter todas las actividades humanas al dominio de los algoritmos, cuya información es extraída de nuestro uso intensivo de tecnologías de comunicación. Su principio regulador es la eficiencia, lo “smart”, controlar todos los aspectos de nuestra vida. A pesar de que Harari prefería la alternativa transhumanista, de ahí el título de su obra Homo Deus, Zuboff ha demostrado no solo el dominio imperante del big data y de los algoritmos, sino su devenir en el capitalismo de la vigilancia: un nuevo orden económico donde estos datos de usuarios son transformados en mecanismos de predicción e influencia del comportamiento. Aquí no somos ni los usuarios ni el producto, sino la fuente de recursos, y cuya extracción implica la sumisión de privacidad y la anulación de libertad.
El transhumanismo, como perspectiva meliorativa de la humanidad (More, 2013; WTA, 2016), en cambio nos propone el fin del individuo limitado y el comienzo del ilimitado: el posthumano. Postula mejorarnos individualmente más allá de nuestros confines biológicos a través de la tecnología. En consecuencia, el sujeto actual también queda rechazado, depauperado, minusvalorado, designado imperfecto o incluso enfermo permanente. La mejora seguiría una lógica de la competitividad, llevando la carrera de ratas hasta el seno del ser humano.
Conclusiones
Aunque el individuo de la antigua normalidad parecería estar condenado a desaparecer, podemos ofrecer alternativas:
Zuboff (2019) confirma que la raíz del problema dataista subyace en la personalización de los datos. Luego la solución radica en su regularización y anonimización. Avanzar de los datos individuales a los datos colectivos, puestos al servicio de la comunidad y no al de los intereses comerciales.
Palabras clave
Ponencia Online
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