Estamos acostumbrados a oír que la mayoría de los puestos de trabajo del futuro, no existen en la actualidad. Un sector clave de este fenómeno es el Big Data, definido por el Diccionario panhispánico del español jurídico como: conjunto de técnicas que permiten analizar, procesar y gestionar conjuntos de datos extremadamente grandes que pueden ser analizados informáticamente para revelar patrones, tendencias y asociaciones, especialmente en relación con la conducta humana y las interacciones de los usuarios. Es un sector que no para de crecer, prueba de ello son las estadísticas sobre el valor de mercado del Big Data que en 2011 era de 7,6 millones de dólares y en 2018 llegaba a los 42 millones.
Los datos constituyen la materia prima de un nuevo mercado, la economía de los datos. No podemos hablar de su monetización sin mencionar los famosos algoritmos (instrucciones sencillas que se llevan a cabo para solventar un problema). Si aplicamos los algoritmos a la informática tenemos como resultado la revolución del mundo que conocíamos. En el Big Data los algoritmos analizan millones de datos de consumidores, los hay en coches automáticos, o en las redes sociales como Facebook o Twitter (Marí, 2006). Estas fórmulas influyen en las noticias que nos recomienda Google, los anuncios que nos aparecen en Instagram, etc. Hacen posible la publicidad inteligente, ya que llegan a conocernos mejor que nosotros mismos, basándose en todo tipo de información, desde el tiempo que visualizamos una foto, qué opinamos del cambio climático, si somos buenos al ajedrez o malos, pero queremos aprender… En definitiva, todas nuestras conductas.
El valor de la economía digital radica en la transformación de todos los sectores y mercados a través de la digitalización, fomentando la producción de bienes y servicios de mayor calidad a menor coste, transforma las cadenas de valor de diferentes formas y abre canales que generan valor añadido y cambios estructurales más amplios (Emilio Ontiveros Baeza, 2018, pág. 42).
Los problemas llegan cuando dicho conocimiento se usa para manipularnos apelando a nuestras emociones, afectando a resultados electorales, polarizando a la población o fomentando el auge de populismos y extremismos. Receta perfecta para aumento de la conflictividad social y clima general de insatisfacción. Aparte del impacto que supone para nuestra salud mental el número de horas que pasamos frente a los dispositivos electrónicos, sobre todo en redes sociales.
Desde la perspectiva jurídica, el big data y data science plantean no pocos retos a la legislación actual, que resulta a todas luces insuficiente para garantizar un nivel adecuado de protección de nuestros datos.
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Philippe Prince Tritto
Comentó el 11/12/2020 a las 01:26:41
¡Muchas felicidades por su ponencia!
La garantía de la libre competencia, para que sea una protección para los usuarios, implica que los usuarios se den cuenta de la importancia de la protección de sus datos personales, y que las empresas estén tratando datos personales con trasparencia y claridad en la información de l@s interesad@s. Sin eso, no necesariamente van a sobresalir las empresas más respetuosas de los datos personales.
Los datos personales tienen un estatus de protección reforzado desde la entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos. Entiendo que el punto de su ponencia (si no me equivoco) es decir que nuestros datos personales tienen un valor que va más allá del valor económico, ya que permiten a los actores del mundo digital jugar con nuestra libertad de pensamiento, como lo ilustra el recién documental "The Social Dilemma" o la excelente referencia que hizo a Shoshana Zuboff.
Dicho eso, atribuirles un valor stricto sensu tampoco es descabezado. Sin embargo, eso implica que los datos gocen de la protección del derecho de propiedad (y no es así). En lo que respecta a los datos personales, y a pesar del fuerte deseo de establecer un derecho de propiedad sobre esos datos, parte de la doctrina sigue oponiéndose firmemente al establecimiento de ese derecho. El argumento principal es que permitiría una mejor protección de los datos personales por parte de los individuos, pero se teme que tenga el efecto contrario, favoreciendo la mercantilización de los datos y un equilibrio de poder a favor de los cesionarios en detrimento de los cedentes. En efecto, una vez vendidos los datos, el interesado perdería definitivamente el control de los mismos y el comprador podría disponer de ellos a su conveniencia. ¿Que opina Ud. de esta controversia doctrinal?
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Concha Delgado Franco
Comentó el 11/12/2020 a las 15:10:21
Buenas tardes,
Muchas gracias por dedicar su tiempo a ver mi exposición y a plantear un tema de debate tan interesante, aunque me temo no estar a la altura de sus conocimientos, le responderé lo mejor que pueda.
Como destaca en primer lugar, la transparencia y claridad en el tratamiento de la información son clave para mejorar este entorno, pues al final no todos los tratamientos de datos tienen por qué ser malos y esa oscuridad y falta de información ayuda a crear una imagen muy mala de los avances que puede suponer. El problema es cuando su uso no se ajusta a ese nivel de protección básico que comprende el estándar internacional del derecho a la protección de los datos personales, codificado en la UE mediante el RGPD de 2016. Como señala es muy recomendable el documental The Social Dilemma y el libro "The age of surveillance capitalism" de Shoshana Zuboff, así como el documental Citizenfour.
La discusión doctrinal sobre si los datos deben tratarse como un derecho de propiedad, entiendo ambas posturas. Por una parte, no deja de ser un derecho fundamental y por lo tanto no debería ser mercantilizable. Además, está estrechamente relacionado con derechos como la libertad de información y opinión o expresión, es difícil establecer la línea que separa cuándo la vulneración de la protección de datos afecta a otros derechos.
Por otro lado, la realidad es que la información constituye un nuevo mercado y esto supone per se la enajenación de los datos. Aplicar el estatus de un objeto de propiedad, sin un régimen jurídico que garantice la transparencia y adecuado uso de los mismos me parece prematuro para el momento actual, creo que primero debemos avanzar mucho en tomar conciencia del capitalismo digital.
Dicho esto, respecto a la controversia, si partimos ya de una base de control adecuado y claridad en los procesos del Big Data. Quizá la solución debe pasar por distinguir categorías de datos (como ya hace el RGPD resaltando los datos especialmente sensibles) y precisar cuáles conforman el nucleo esencial del derecho fundamental (quedando estos fuera del mercado) y cuáles pueden ser un objeto susceptible de apropiación y comercio.
Espero haber respondido a su pregunta, de nuevo le agradezco la información que ha añadido, es muy interesante y sin duda investigaré esas líneas doctrinales más a fondo.
Gracias y un cordial saludo,
Concha Delgado
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Philippe Prince Tritto
Comentó el 11/12/2020 a las 17:58:48
Estimada Concha, ¡muchas gracias por su respuesta!
Establecer una división entre categorías especiales de datos personales y los otros tipos de datos personales para la posible enajenación de los mismos es un hilo que parece relevante y merecería sin lugar a duda que lo investigamos para examinar la posición doctrinal a este respecto.
En todos casos, seguiré con mucha atención sus desarrollos en la publicación final de este Congreso.
Saludos cordiales
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Concha Delgado Franco
Comentó el 11/12/2020 a las 22:46:04
Intentaré profundizar más en la naturaleza de las operaciones de intercambio de datos y el papel que éstos ocupan como centro de un posible derecho de propiedad. Es un tema muy interesante, si le parece podemos seguir en contacto por correo electrónico y compartir conclusiones, opiniones o avances que vayamos descubriendo. Mi correo es teresa-concha@hotmail.com.
Un cordial saludo
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Mª Isabel Domínguez Yamasaki
Comentó el 10/12/2020 a las 22:23:15
Estimada Concha,
Enhorabuena por su ponencia.
En relación con los aspectos jurídicos que plantea acerca de los problemas en torno al mercado de datos personales, en mi opinión, creo que para ir concienciándonos sobre ello sería conveniente que conociéramos el valor económico que tienen los datos personales en el mercado.
Le agradecería mucho si me diese su opinión al respecto.
Un saludo,
M. Isabel Domínguez
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Concha Delgado Franco
Comentó el 11/12/2020 a las 14:47:17
Estimada Isabel, primero que nada le agradezco que se haya interesado por el tema que planteo en la ponencia. Como acertadamente indica, sería de gran ayuda que tomásemos conciencia de todo el potencial que tiene nuestra información y cómo es utilizada así como la manipulación que permite sobre nosotros. No obstante, es un área (la del Big Data, los algoritmos y software) que resulta muy difícil de entender, incluso para quienes trabajaron inicialmente desarrollando avances en las redes sociales, aún más para el público general que no está familiarizado con todo ello.
Otro apunte interesante es que si bien hay momentos en que hay cierta conciencia y voluntad para iniciar un cambio, desencadenados por escándalos como el de Cambridge Analytica, nunca llegan a consolidarse. Creo que en ello juegan un papel relevante las propias tecnologías que terminan por desviar la tención y devolvernos al letargo.
Junto con lo anterior, y aunque no lo he tratado en la ponencia por ser otro tema muy extenso, se suma el papel fundamental de las líderes políticos o gobiernos que han tenido un papel fundamental en el desarrollo de nuevas técnicas para analizar grandes cantidades de información con fines de seguridad nacional, defensa y lucha contra el terrorismo. Así pues, si quienes deberían garantizar la protección de nuestros derechos también llevana a cabo esta vigilancia masiva (demostrada por las filtraciones de Edward Snowden o Max Schrems recientemente), es difícil pensar que desde el ámbito privado vaya a surgir una conciencia que no se alinea con las políticas públicas.
Un saludo y gracias nuevamente,
Concha Delgado
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