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ENTRE LO INAUDIBLE Y LO INENARRABLE: TESTIMONIOS DE LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO

 

En Colombia la violencia sexual ejercida sobre las mujeres ha sido cruel y constante durante más de 50 años de conflicto armado. Muchas personas, particularmente mujeres, hemos escuchado los testimonios de las víctimas para poder documentar, analizar y denunciar las prácticas sistemáticas de violencias que todos los actores armados han ejercido sobre las mujeres.  Desde mi experiencia como relatora del Informe Nacional de Violencia Sexual La Guerra Inscrita en el cuerpo, quiero detenerme en reflexionar sobre las implicaciones de la proliferación de recolección y emisión de testimonios de violencias sexuales. Los testimonios de las mujeres víctimas emergen como una acción política que en sí misma es una resistencia frente al silencio y la estigmatización que se cierne sobre ellas; no obstante, sobre estos se plantean cuestionamientos éticos alrededor de la posibilidad o no de narrar los hechos de dolor y, así mismo, de escuchar o no la magnitud de la barbarie. Derivado de mi trabajo he escuchado y leído cientos de testimonios de mujeres y me aqueja, como a otras colegas, la preocupación por esta saturación de la escucha y la emisión de testimonios que no incide de manera directa en la reparación del daño que estas violencias han traído a la vida de las mujeres.

Al respecto, desde una mirada etnográfica, planteo la discusión sobre lo que es susceptible de narrarse (ciertas victimizaciones sobre otras, los relatos de unos victimarios sobre otros, la necesidad de total coherencia en los relatos que se deriva del sistema de justicia) y de oírse (pareciera por ejemplo, que la violencia sexual resulta inaudible, es “demasiado fuerte” y por ello, muchas personas que investigan violaciones de derechos humanos en el marco del conflicto armado no la registran).

Considero necesario volver la vista al testimonio, para contribuir a la reflexión de lo que significa para las mujeres estar en el lugar de la víctima que “habla de violencia sexual”, así como de las posibilidades de escucha e interpelación social que esto significa. La violencia sexual que sufren las mujeres es inenarrable porque el horror de lo vivido escapa a las descripciones verbales y existe una ética sexual del silencio que les impide hablar sobre su cuerpo. Para las oyentes de estos testimonios, la violencia sexual es inaudible por el riesgo siempre latente de sufrir una violación al que están expuestas las mujeres en las sociedades contemporáneas.

Este asunto deriva en que, a pesar de tanto trabajo, no hemos logrado aún la indignación social, no en sentido amplio. Sigue siendo el tema de las mujeres, de las organizaciones, el tema de “allá”, y salvo algunas pocas excepciones la indignación social no funciona igual para todas las personas que han resultado víctimas. Tenemos grados jerárquicos de dolor e indignación. Lloramos algunas vidas, otras simplemente no nos duelen. Y en esto es evidente que aún estamos en el camino para pasar a la transformación, a la posibilidad de entender que la guerra se ha tatuado en el cuerpo de miles de mujeres, por el hecho de serlo.

 

Palabras clave

GÉNERO guerra Memoria violencia sexual

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Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 4 comentarios en esta ponencia

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      Eugenia Fernández Martín

      Comentó el 10/12/2020 a las 13:17:55

      Me ha parecido un trabajo excepcional, ¿cree que podremos llegar a la indignación social, como comenta en su trabajo, por este tipo de violencia?, ¿ y cómo podríamos hacerlo desde el ámbito educativo?
      Felicidades de nuevo por este necesario trabajo.

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        Rocío Martínez

        Comentó el 11/12/2020 a las 03:52:19

        Muchas gracias Eugenia por escucharme. Creo que tenemos que pensar en deconstruir los discursos que legitiman las violencias contra las mujeres a partir de la naturalización de los roles asignados a las mujeres y los hombres. Nos hace falta además una conversación sobre la manera cómo hemos construido una nación sustentada en discursos misóginos que privilegian masculinidades que se sustentan en la fuerza y violencia.

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      Jessica Jullien

      Comentó el 07/12/2020 a las 13:27:19

      Felicidades por una presentación tan necesaria, dando visibilidad a la vivencia de las víctimas, más allá del hecho delictivo: la narración, el recuerdo, el erróneo sentimiento de culpa, la dificultad del llamado "naming, shaming, blaming", la credibilidad y al ausencia de esta, etc. En relación al carácter estructural que tiene este tipo de violencia, me gustaría preguntarle qué modificaciones considera que son necesarias a nivel educativo, tanto hacia niñas como hacia niños, a la luz justamente de lo "inaudible e inenarable" en las dos perspectivas que ha señalado. Muchas gracias

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        Rocío Martínez

        Comentó el 11/12/2020 a las 03:54:41

        La escuela es un lugar de reproducción de estereotipos de género. Es el espacio de socialización inicial de los varones y donde se empiezan a construir las solidaridades y complicidades entre hombres. Necesitamos hablar abiertamente de ello. Necesitamos hablar abiertamente de sexualidad porque mientras mantengamos estos temas en el espacio de lo "secreto" y de lo "inmoral" vamos a eludir la conversación urgente de las violencias, del consentimiento y de las soberanías propia de los cuerpos.

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