LA PANDEMIA COVID
A LA LUZ DE LA FILOSOFIA
En los momentos más críticos –abril del 2020- del creciente contagio de coronavirus en Italia, el gobierno de China les envió un cargamento con suministros médicos para apoyarlos en la atención a miles de contagiados. En las cajas que bajaron de los aviones que transportaron la ayuda, aparecía la leyenda: “Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín…”
Esta frase es del filósofo estoico Séneca, quien junto con Epicteto y Marco Aurelio fueron los principales representantes de esta corriente que surgió en la antigua Roma y entre sus principales postulados era enfrentar los miedos para lograr la serenidad, y por lo tanto, una vida feliz.
Cuando Marco Aurelio Antonino fue emperador en Roma, en el año 165, hubo una gran epidemia bautizada como “peste antonina” por el gobernante y la enfrentó con una actitud estoica, con racionalidad para evitar el pánico, ubicando el origen del problema.
Uno de los principios de esta corriente filosófica es distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no, pues hay cosas y situaciones que no están bajo nuestro control o las variables no dependen de nosotros, pero lo que si depende de nosotros es como me comporto o responde ante esa situación.
Es la aceptación de lo que está fuera de nuestro control, pero también es la decisión de hacer lo que esté en nuestras manos, como ayuda al prójimo. Para los estoicos, había cuatro miedos que nos provocan intranquilidad en esta vida: el miedo a los dioses, a la muerte, al destino y al dolor.
Hasta nuestros días, la actitud de los estoicos ante la muerte era, en primer lugar que la muerte es la mejor certeza que tenemos en esta vida, pero el pensar en ella nos genera intranquilidad, por lo cual, no debemos de preocuparnos de ella mientras estemos vivos, pues en ese momento la muerte no está, y cuando llegue a nuestras vidas, ya no vamos a estar vivos, por lo tanto debemos eliminar ese miedo.
La forma de enfrentar la epidemia o peste “antonina” por los estoicos, fue que los acontecimientos no nos deben molestar, sino nuestras opiniones sobre ellos. No es el virus lo que nos debe dar miedo, sino nuestras opiniones al respecto y justamente, en este siglo, vivimos bajo una opinocracia, donde todos opinan con o sin conocimiento de causa en las redes sociales, y lejos de lograr la tranquilidad, la alejan porque el miedo nos hace más daño que las cosas de las que tenemos miedo.
El ruido y la desinformación, los rumores y las falsas noticias en lugar de apaciguar miedos, solo han incrementado preocupación y ansiedad, arruinando las vidas de las personas.
Para enfrentar la epidemia, Marco Aurelio vio las cosas objetivas a partir de lo que era real, de lo que estaba ocurriendo y no lo que se opinaba, como primer paso para mantener la calma en la adversidad. Por lo general, lo desconocido nos asusta, provoca miedo.
El emperador romano reguló una serie de medidas sanitarias como donde se debían de sepultar las personas muertas por la epidemia o peste, prohibió que a los ricos que morían contagiados les hicieran grandes mausoleos y a los pobres les pagó sus funerales. Ordenó que contantemente se limpiaran las calles, se esparciera cal para desinfectar y organizó un sistema de atención social con orfanatos y atención a viudas.
Desde entonces, la fragilidad humana ha sido una de las condiciones que las grandes catástrofes, como las epidemias, exponen la imposibilidad por controlar la naturaleza. Los estoicos proponían enfocarnos solo en las cosas que podemos controlar y evitar por las que no.
¿Y qué está bajo nuestro control?. La respuesta era la habilidad de pensar clara y racionalmente, dejar de preocuparnos por las opiniones de otros.
Para los estoicos, una pandemia, hasta cierto punto, está fuera de nuestro control, como los terremotos, los tsunamis. La naturaleza no la controlamos nosotros. Siglos después, San Agustín de Hipona, hablaría de los males naturales, de los cuales también, los hombres no podemos controlar.
Lo que si podemos hacer es actuar en base a buena información y contemplar la situación de manera objetiva, antes de actuar. No como en la actualidad, en que la opinocracia y la rumorología han suplantado la información correcta resultando que lo más rápido que el propio virus, es la propagación de la desinformación, y lamentablemente, en ello, participamos todos.
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Javier Abellán Rubio
Comentó el 10/12/2020 a las 19:34:10
Enhorabuena por su ponencia. ¿Cómo se pueden llevar estas reflexiones al aula, en las etapas más jóvenes? ¿Qué sugerencias metodológicas se les ocurren?
Muchas gracias.
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Javier Horacio Contreras Orozco
Comentó el 11/12/2020 a las 21:40:54
Durante las clases en tiempos de pandemia, los estudiantes han estado más receptivos y sensibles por el encierro y el cambio de actividad.
El tema de la epidemia es parte ya de las experiencias escolares porque afecta a todos y he visto que un numero importante de alumnos han asumido una actitud mas solidaria, han valorado el concepto de libertad y han experimentado que la muerte está mas cerca de lo que se imaginaban.
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Jesús García Laborda
Comentó el 09/12/2020 a las 11:19:42
¿Existe un dolor admisible como principio filosófico de apoyo a la ciudadanía? ¿Es válido quedarse en preguntarse por el principio del mal como manera de romper nuestro miedo ante la accidentalidad de la pena de nuestro alrededor?
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Mercedes Ferrer Parra
Comentó el 08/12/2020 a las 23:52:50
Interesantísima ponencia. Estoy de acuerdo en que lo fundamental es racionalizar y pensar en cómo responder a esta situación. Una vez más, se impone la reflexión previa a la acción.
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Javier Horacio Contreras Orozco
Comentó el 11/12/2020 a las 21:38:25
Después de la muerte de miles de personas, del contagio de varios miles y el cambio radical en nuestras vidas, esto es un llamado a revisar nuestro interior, los valores y el sentido de la vida.
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Nuria Rey Somoza
Comentó el 08/12/2020 a las 13:45:30
Muy interesante la presentación. Gracias.
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Javier Horacio Contreras Orozco
Comentó el 11/12/2020 a las 21:36:57
Gracias. Creo que es la reflexión necesaria en esta época de pandemia, peor a la luz de actitudes que asumieron los estoicos
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Jesús García Laborda
Comentó el 08/12/2020 a las 12:12:38
¿Existe un dolor admisible como principio filosófico de apoyo a la ciudadanía? ¿Es válido quedarse en preguntarse por el principio del mal como manera de romper nuestro miedo ante la accidentalidad de la pena de nuestro alrededor?
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Javier Horacio Contreras Orozco
Comentó el 11/12/2020 a las 21:35:54
Creo que el dolor, más que principio filosófico es una actitud que en el caso de los estoicos lo llevaron a una forma y sentido de vida.
Aquí el enfoque ético que se plantea es que amar al prójimo es la regla como amarse a si mismo en tiempos de pandemia porque estamos en el momento en que las decisiones personales tienen consecuencias para la salud de otras personas.
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