CÓD.N04-S01-A-27 ONLINE

Le Corbusier y su posicionamiento respecto a la ciudad histórica. Un análisis en clave urbano-patrimonial

Introducción

La presente comunicación aborda el análisis del posicionamiento patrimonial de Le Corbusier respecto a la ciudad histórica en sus planes urbanísticos a lo largo de su carrera. Si bien el Plan Voisin para París de 1925 podría considerarse de carácter intensivo sobre la trama urbana, aunque preservando los elementos de mayor monumentalidad y reconocimiento, su visión sobre la urbe histórica irá transformándose en el tiempo, como así lo atestiguan sus principales proyectos de ciudad hasta 1958.

En este sentido, resulta pertinente tener en cuenta el contexto histórico y social de cada ámbito en el que interviene, así como, de la visión patrimonial de cada etapa, habida cuenta de la evolución que el propio concepto de patrimonio ha experimentado durante el siglo XX y hasta la actualidad.

La pertinencia de ver la obra del urbanista franco-suizo de manera holística reside en el interés que suscita superar la predominante visión del Plan Voisin, en solitario, como la aportación de Le Corbusier al urbanismo moderno, contando realmente con una trayectoria más prolífica.

Objetivos

Analizar las intervenciones urbanísticas de Le Corbusier sobre ciudades existentes desde un enfoque patrimonial, con el fin de evidenciar los diferentes posicionamientos respecto al legado histórico sobre el que propuso intervenir.

Metodología

Se propone alcanzar los objetivos mediante la revisión de la planimetría y proyectos urbanos de Le Corbusier en los que interviene sobre un núcleo preexistente, atendiendo principalmente a su posicionamiento respecto a los elementos que preserva o no de cada uno. Igualmente, a través de la revisión bibliográfica de sus textos teóricos y de los documentos patrimoniales de la etapa en que desarrolla su actividad como urbanista se procura construir el contexto en que lo lleva a cabo, de modo que se evidencie a qué posicionamientos responde.

Discusión y resultados

Las intervenciones de Le Corbusier, junto a otros autores en algunos planes, sobre las urbes preexistentes responden a una multiplicidad de criterios que van más allá de la demolición de grandes espacios urbanos sobre los que construir la nueva ciudad moderna.

En consecuencia, núcleos históricos como el de Argel, Saint-Gaudens o Meaux, entre otros, verán cómo se preserva su trama histórica al situarse la propuesta corbuseriana en otros términos distintos al París de inicios de su carrera, mostrando la polisemia y evolución de sus proyectos.

Conclusiones

A través del análisis global de la obra urbanística de Le Corbusier, se muestra la pertinencia de abordar trayectorias completas con el fin de evidenciar evoluciones en los métodos de intervención que responden al desarrollo de criterios en el tiempo. La multiplicidad de emplazamientos y contextos sociales en los que interviene, así como, de sus propios cambios de posicionamiento frente al legado cultural histórico, como tantos otros de sus contemporáneos, dotan de sentido la existencia de diversos posicionamientos respecto a las preservaciones patrimoniales, las cuales van desde elementos monumentales en singular hasta núcleos urbanos completos.

Palabras clave

Historia Urbana Movimiento Moderno Patrimonio Siglo XX Urbanismo

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Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 8 comentarios en esta ponencia

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      Rafael Marfil-Carmona

      Comentó el 12/12/2020 a las 13:25:23

      Muchas gracias por vuestra aportación al nodo Arte y patrimonio cultural. Ayuda a entender como se va concibiendo la idea y la realidad de ciudad... en esa estrategia e Le Corbusier con respecto a la ciudad histórica. Interesantísimo. Os recomiendo la consulta del histórico de las actas del congreso Ciudades Creativas, si no lo conocéis https://www.ciudades-creativas.com/es/actas Seguro que ahí encontráis referencias y fuentes de interés para vuestra línea de trabajo. No se ha celebrado recientemente, pero espero que nos veamos también ahí cuando se reactive. Y en futuras ediciones de Nodos. ¡Saludos compañeros!

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        Juan-Andrés Rodríguez-Lora

        Comentó el 13/12/2020 a las 21:15:03

        Muchas gracias por tus palabras, Rafael.
        Ha sido un congreso estupendo.

        Muy interesante las actas del congreso que nos recomiendas, no lo conocía, así que reitero mi agradecimiento.

        Y lo dicho, espero que nos veamos próximamente en ese congreso y/o próximas ediciones de Nodos.

        ¡Un saludo!

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      Antonio Roncel Espina

      Comentó el 10/12/2020 a las 20:52:29

      Muy buenas, enhorabuena por vuestra exposición que muestra la cara B de un Le Corbusier polifacético, alejado de socorridos clichés con los que a menudo se le presenta. Desde esta perspectiva, me preguntaba si la única nota disonante en su trayectoria es la consideración del patrimonio monumental en sus trabajos post-Plan Voisin, mientras que las celebérrimas consignas relativas al modulor geométrico, la máquina de vivir o la muerte de la calle siguen latentes en sus obras.
      También aprovecho para preguntaros si la pérdida de confianza en las aspiraciones radicales del proyecto de las vanguardias tras la Segunda Guerra Mundial tiene algo que ver con el cambio de paradigma en las construcciones de Le Corbusier, o si por otro lado, esta actitud más moderada responde al concepto de patrimonio que se irá sistematizando a partir de la Carta de Atenas.
      Un saludo y muchas gracias.

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        Juan-Andrés Rodríguez-Lora

        Comentó el 11/12/2020 a las 03:38:43

        Hola, Antonio.

        En primer lugar, gracias por tu interés en nuestra comunicación, por tus palabras, así como, por tus muy pertinentes preguntas para abordar en mayor profundidad el tema que nos ocupa.

        Respecto a las consignas que señalas, daría para charlar distendidamente y se podría alargar en exceso… intentaré dar solo algunas, pero nuevamente la clave está en ver toda la trayectoria completa de Le Corbusier, conocer a ese “otro” Le Corbusier al que nos interpela Kenneth Frampton.

        Bajo mi punto de vista, quizás la lectura que se ha hecho de estos conceptos han simplificado en exceso lo que significaban, cuando no, se ha llegado a un entendimiento erróneo de los mismos.

        Sin duda, a Le Corbusier le fascinaba la velocidad a la que avanzaba todo en el ámbito industrial, la mecanización, la llegada de nuevos aparatos que vendrían a cambiar por completo algunas de las domesticidades de la sociedad de su momento. Su fascinación quedaría patente en publicaciones tales como el recurrente libro ‘Aircraft’ de 1935, al mismo tiempo que rechazaba todo lo que estaba suponiendo su implantación en la ciudad heredada, no preparada para absorber dichos cambios (de ahí vendrá la frase “muerte a la calle” que suele ocultar justo el tipo al que se refería y de la que profundizaré levemente a continuación). Pero no olvidemos el contexto. Si pensamos en todo lo que está suponiendo en la actualidad la revolución tecnológica y cómo fascina y modifica comportamientos humanos, quizás haya más paralelismo del que a primera vista pudiéramos pensar.

        La cuestión es que suele ser habitual asociar la máquina con lo frío, lo lejano al ser humano, etc. hecho por el cual el uso repetido que él mismo hacía del concepto “máquina de habitar” ha abundado en esta asignación. Sin embargo, no debemos olvidar que Le Corbusier tenía claras vinculaciones en sus inicios con el funcionalismo, con la eficiencia, con que todo funcionara a la perfección… como una máquina. Es decir, para él la vivienda debía funcionar sin ningún tipo de error y dar respuesta a las necesidades básicas del habitar. Entre otras cosas, debemos tener presente el contexto al que solemos invocar, los verdaderos problemas de higienismo presente en una gran parte de las viviendas del momento, por lo que la vivienda moderna tenía como ‘misión’ evitar que surgieran estos problemas. Hechos por los cuáles empieza a tener mayor fuerza la importancia de la orientación del edificio (desvinculación de la calle corredor), la correcta ventilación, etc.

        De hecho, sirva como ejemplo de que es una cuestión que tiene que ver más con la disfuncionalidad de la calle corredor tras la irrupción del coche que con la tipología en sí, en el caso de Argel de 1931, no propone demoler la Casbah, puesto que debido a su fisionomía y desniveles escalonados siguen siendo unas calles que se recorren peatonalmente, por lo que no propone su demolición, considera que funcionan y que tienen un valor patrimonial que se vería ratificado con la declaración como Patrimonio Mundial de la misma en 1992.

        En cualquier caso, no consideraría que este concepto impregne a toda su obra. Otra cosa es que, nuevamente, los tópicos que rodean a Le Corbusier de sus inicios parecen ser los que han quedado en el relato común. De hecho, investigadores como Luis Fernández Galiano, especialista en maestros del Movimiento Moderno, señala cómo a partir de la II Guerra Mundial Le Corbusier cambiaría la máquina de habitar por lo que él denomina la “máquina de emocionar”. Así lo hace en su conferencia, de visionado muy recomendable, El clasicismo de las vanguardias. Entre otras cosas, por el cambio que se produce en su arquitectura hacia otros lenguajes y usos de materiales que distan de su primera etapa “maquinista” como señala el conferenciante José Manuel Aladro en su comentario.

        Respecto a la “muerte de la calle” habría que sumarle “corredor”. La ausencia de esta última precisión, también muy común en el relato habitual, suele llevar en ocasiones a interpretaciones, a mi juicio, erróneas. Bien sea, desde el punto de vista de tipología de espacio público, o bien, como también puede encontrarse, como un rechazo a las relaciones sociales que propicia la calle como lugar de encuentro.

        Si bien es cierto de la existencia de fotografías de Le Corbusier delante de una pizarra con la frase sin especificar “corredor”, además de dar nombre a un capítulo en su libro “La Ville Radieuse” de 1935, al indagar más en el texto trasciende que se refiere a este tipo de calle, y que en esta etapa la rechaza por diversas cuestiones.

        Por un lado, por considerar que el uso de edificios en altura en secciones de calles insuficientes, heredadas de la ciudad medieval, provocaban serios problemas de salubridad, nuevamente no olvidemos el higienismo en este contexto. Además, que el coche hubiera absorbido todo el espacio que antes era del peatón (sí, así lo consideraba con muchos menos coches que en la actualidad) no hacía más que añadir ingredientes al rechazo que tendría, en un principio, por este tipo de calle. A esta merma de espacio para las relaciones sociales, habría que sumarle la velocidad de los coches respecto a la movilidad previa, cuestión por la cual lo entendía como un peligro para el peatón. Y así lo señalaba en el prólogo para su libro “La ciudad del futuro” de 1924 a propósito de la vuelta de la ebullición urbana a París tras el verano.
        Respecto a la interpretación como negación al espacio de encuentro, basta acercarse a la posición en que sitúa al peatón respecto a la ciudad, siempre presente en su discurso, y se evidencia que piensa en los lugares de encuentro social. Bien es cierto, que algunos espacios de los propuestos de una mayor escala (aunque calculados para la densidad de población que proponía) han podido no funcionar, como señala Richard Sennett en su último libro “Construir y habitar” por abundar en la separación de lo que denomina la Cité y la Ville. En cualquier caso, no es algo que se repita a lo largo de toda su carrera.

        Al igual que con la máquina de habitar, la muerte de la calle “corredor” no acompañará siempre a sus propuestas, aunque exista esa creencia generalizada. A partir de su último modelo urbano, el de las 7V, aplicado, entre otras, en su única ciudad construida (Chandigarh), la calle corredor toma un papel importante. Se retracta en cierta medida de no usarla en sus proyectos previos, pues considera que es la calle que tiene una escala adecuada para ciertas actividades del ser humano, la idónea para el comercio y el ocio. Eso sí, remarco lo de en cierta medida porque Le Corbusier abogaba por el uso de esta calle, pero con unas condiciones: con edificios de una o dos plantas a lo sumo. Alturas adecuadas para no provocar los problemas de higiene señalados, además de por ser una escala doméstica y ajustada al ser humano desde su punto de vista. El hecho de que toma protagonismo en sus propuestas urbanas se hace especialmente evidente en su plan para Bogotá de 1950. Si nos fijamos en el sector noroeste, genera una calle comercial y de ocio bajo esta tipología de calle y configurada mediante el uso de edificios bajos.

        Respecto a tu segunda pregunta, e intento no extenderme más, entiendo que el cambio social que produce la II Guerra Mundial alcanza a todos los niveles, y que afectó tanto a las vanguardias, como bien señalas, como a la arquitectura, indudablemente vinculada a las mismas. En cualquier caso, la evolución del concepto de patrimonio es algo que se va construyendo socialmente y Le Corbusier, al fin y al cabo, formaría parte de esa sociedad. No obstante, aunque a priori no lo parezca, las dos cartas de Atenas, tanto la de 1931 para la restauración de monumentos históricos como la de los CIAM de 1933, tienen algunos rasgos en común de cómo abordar el patrimonio.

        Espero haber respondido más o menos a las preguntas planteadas, quedo igualmente abierto a otras consideraciones que pudieras estimar oportunas. Disculpa por la extensión. Agradecerte nuevamente las apreciaciones y preguntas que han suscitado esta conversación, aunque sin duda hubiera sido más fluida en una modalidad presencial, pues Le Corbusier da para hablar largo y tendido…

        Un saludo.

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          Antonio Roncel Espina

          Comentó el 11/12/2020 a las 18:42:37

          Muchísimas gracias por compartir toda esta información. Profundizaré en las referencias que señalas para abordar un tema que, como bien apuntas, resulta de lo más interesante y extenso.
          Un saludo y enhorabuena.

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      José Manuel Aladro Prieto

      Comentó el 10/12/2020 a las 20:03:24

      Buenas tardes y gracias a los tres por la ponencia. Resulta de gran interés como evidenciáis la necesidad de releer a Le Corbusier más allá de sus claves tópicas.
      Lógicamente las propuestas urbanas de Le Corbusier son hijas de la época, o la época es hija de sus propuestas urbanas. Pero desde el punto de vista de la evolución propia del arquitecto, me gustaría conocer si habéis evaluado la progresión experimentada por sus propuestas urbanas en paralelo a la evolución de su obra estrictamente edificatoria.
      Tras la 2GM se consolida un giro radical en la obra arquitectónica de LC que incorpora otras cuestiones como la materialidad bruta, la monumentalidad,.... e incluso las referencias a lo vernáculo ¿Habéis establecido algún paralelismo entre ambas vertientes de su obra?
      Y respecto a la evolución urbana que planteáis ¿conocéis cuales fueron las claves principales que la indujeron?

      Muchas gracias
      José Manuel Aladro

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        Juan-Andrés Rodríguez-Lora

        Comentó el 11/12/2020 a las 03:35:38

        Hola, José Manuel.

        Antes de nada, muchísimas gracias por tu interés y tus palabras, además de por las oportunas preguntas.

        En referencia a la progresión que señalas del urbanismo en paralelo con las propuestas arquitectónicas. Si bien nuestra investigación está más centrada en el primero por haber sido un aspecto menos abordado, sí que se puede apreciar cierto paralelismo entre ambas disciplinas, valga la separación para este caso.

        Como bien señalas, la II Guerra Mundial es determinante para este cambio y que muestra una evolución urbana clara casi en paralelo con el lenguaje arquitectónico tras la Guerra. De hecho, respecto a la consideración patrimonial se aprecia un cambio evidente a partir de su publicación de 1945 del “Urbanismo de los tres establecimientos humanos” al hilo de su propuesta de ciudad lineal industrial, como recogemos en la presentación. Pero esta evolución no es solo en este aspecto, sino que tras su modelo urbano de la Ville Contemporaine (únicamente aplicado en el Plan Voisin) y de la Ville Radieuse, su modelo de las 7V muestra un nuevo entendimiento urbano que quizás tenga un paralelismo bastante coincidente con esa segunda etapa que señalas.

        Este cambio, cuyo punto de inflexión lo provoca el conflicto bélico, será señalado igualmente por Luis Fernández Galiano como la pérdida de confianza en la técnica, en el cambio de la arquitectura más purista por la de los elementos a reacción poética. El cambio de la máquina de habitar por la de emocionar. Esto último parece impregnar también ese cambio de modelos urbanos teóricos que comentaba previamente, una ciudad con otros planteamientos a otra escala, con el manejo de otras unidades de medidas y relaciones, etc.

        En cualquier caso, acercarnos a toda la producción urbana nos hace ver que no es completamente una tendencia lineal, sino que ciertos patrones se repiten, y se evidencia ciertas relaciones entre urbes de escala similar, siendo especialmente llamativo en las de gran tamaño.

        Por otro lado, respecto al paralelismo entre ambas vertientes de su obra si hay algo que, una vez despojado del lenguaje y material utilizado en cada etapa, destaca, es la mirada al pasado, la reformulación desde la abstracción de lo aprendido del pasado, no solo de lo vernáculo que señalas en su segunda etapa, sino de la antigüedad clásica. En su primera etapa se basa en la abstracción, en la pureza de volumen de la antigüedad clásica mirando más allá del ornamento que la caracteriza y eso lo aplica en sus proyectos. En este sentido el propio Fernández Galiano señala el paralelismo entre la célebre Villa Savoye y un templo griego, o la comparativa con otra etapa posterior que realizó Colin Rowe entre las villas de Le Corbusier y Palladio.

        En su segunda etapa que señalas brutalista, monumentalista, con las Unités d’habitation a modo de ciudades verticales concebidas casi como monumentos del habitar, o vernacular, habría que seguir señalando su continuismo en las relaciones entre sus proyectos y la antigüedad clásica. Y en este punto resulta pertinente citar a Marta Sequeira, cuyas investigaciones muestran que estas relaciones con la etapa clásica fueron tanto a nivel arquitectónico como urbano. Puesto que se encuentran vínculos entre la cubierta de la Unité de Marsella con el Foro de Pompeya y el espacio público de la reconstrucción de la ciudad de Saint-Dié en Francia con el Ágora de Atenas.

        En cuanto a las claves principales que propiciaron la evolución pueden ser de lo más heterogéneas… indudablemente el conflicto bélico ya mencionado, los diversos modelos urbanos desarrollados por él mismo a lo largo del tiempo como una evolución natural en una etapa de constantes cambios, pero también sin perder de vista tanto la evolución en la consideración del patrimonio en su caso, como de tratarse de una etapa de una notable experimentación, etc. Quizás en este sentido habría que ahondar más para definir con mayor precisión cuáles tuvieron mayor influencia. En cualquier caso, hay cuestiones que se repiten de manera no lineal, muestra de esta experimentación y de ideas urbanas de idas y venidas, aunque la columna vertebral de cada propuesta respondiera a uno de sus modelos urbanos y, por tanto, se relacionara con las más cercanas en el tiempo.

        Espero haber respondido a las cuestiones planteadas. Muchísimas gracias de nuevo por propiciar este tipo de debates. Y quedo abierto si consideras otros comentarios, aunque a buen seguro tendremos ocasión de charlar en alguna ocasión más en profundidad sobre estos temas.

        Un saludo.

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