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Dialéctica del goce y el placer. Otro comentario en torno a El placer del texto de Roland Barthes

En el año 1973 se publicó Le plaisir du texte, breve escrito en el que Roland Barthes reflexiona sobre escritura y textualidad desde una acentuada perspectiva psicoanalítica. Mediante las categorías de goce y placer teje los hilos de un discurso íntimo cuya riqueza teórica se recupera y actualiza en cada lectura. Esta reflexión propone situarnos como (re)lectores de un texto que interpela, invitándonos a volver una y otra vez sobre la especificidad del hecho textual a partir de acontecimientos determinantes en la constitución del sujeto.

Hay momentos en que goce y placer se leen sinónimos en El placer del texto, o más precisamente, vinculados por una relación metonímica en la que el placer es la causa y el goce el efecto. En otros momentos, goce y placer aparecen -con Lacan- como opuestos o, al menos, diferentes y esta diferencia se explica en la relación de carencia/satisfacción. El autor declaradamente “vacila” ante la disyunción terminológica que le imponen estos significantes, volviendo el lugar de la lectura inestable y trasladando el problema del autor -una indecisión, una indistinción insuperable del sentido “precario” de las palabras- al lector. Se trata, pues, de pensar las palabras desconociendo sus límites, como un espacio que el texto abre al juego de la contradicción.

En esta revisión, acompañaremos el gesto crítico de Barthes que no recorre pasivo la superficie construida de los conceptos establecidos, sino, al contrario, quiere fisurar toda superficie que dé por sentado un sentido anterior (cerrado), recibido. Al movilizar y poner en relación permanente estas categorías aparece la ambigüedad como síntoma de una actitud crítica que privilegia la pregunta antes que la respuesta: “¿Será el placer un goce reducido?”, “¿Será el goce un placer intenso?”, “¿Será el placer nada más que el goce debilitado, aceptado y desviado a través de un escalonamiento de conciliaciones?”, “¿Será el goce un placer brutal, inmediato (sin mediación)?”. Responder a estas preguntas es una invitación tentadora y posiblemente volveremos a acercarnos a ellas, pero la pregunta mayúscula que nos convoca es qué importancia, qué intención y qué oportunidades emergen al apuntalar una discusión en virtud de la escritura, como mecanismo de la libertad y la subversión, a la luz del goce y el placer en tanto acontecimientos psíquicos propios de la economía subjetiva del deseo.

Ese persistir en la inconsistencia de las definiciones y las distinciones categóricas posibles entre el goce y el placer sugiere que el sentido hay que buscarlo precisamente allí donde nos ha sido escamoteado. Sin duda alguna esta es una operación muy próxima a la del psicoanálisis que localiza lo específico del sujeto, lo que le es más propio en el lugar del deseo y al deseo, a su vez, en el lugar del objeto perdido, lo que resulta una evidencia más de que toda verdad, todo significado, todo sentido, toda metafísica del sujeto no existe sino como lo siempre inasible, falsificado, desvaneciéndose, fading.

Palabras clave

Deseo escritura Psicoanálisis Roland Barthes Teoría Literaria

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Hay 4 comentarios en esta ponencia

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      Javier Adrada de la Torre

      Comentó el 11/12/2020 a las 10:45:07

      Muy interesante tu comunicación, Julia. Siempre me ha parecido que la noción barthesiana de jouissance, tanto aplicada a la creación como a la recepción (aunque quizá la creación interese menos a Barthes), es un aspecto textual que no se debe obviar; no obstante, y en la línea del comentario anterior al mío, ¿no crees que considerar el texto como artificio, como mero juego destinado al placer estético o formal, implica reconocer cierto inmanentismo y cerrar las puertas a los influjos culturales o ideológicos que, sin duda, atraviesan también toda obra? ¿O crees que en esta producción y recepción de goce/placer puede proyectarse en una dimensión ideológica también?

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        Julia Livellara

        Comentó el 13/12/2020 a las 21:17:44

        Hola, Javier:
        Muchas gracias por tu comentario y tus preguntas. Por supuesto que estoy de acuerdo contigo en que todo cerramiento del texto hacia un único destino no es lo deseable y, además, comporta de por sí un posicionamiento ideológico. De allí que haya procurado resaltar la importancia del gesto de Barthes al sostener un discurso que para defender lo anterior (ese cierto inmanentismo que asoma) acude a categorías profundamente implicadas en la constitución de la subjetividad para la teoría psicoanalítica. No creo que mientras hablemos de subjetividad nos sea posible desprenderla de la ideología, quiera o no reconocerse en ella. Por tanto, es de esperar que las convenciones, las estructuras ideológicas, lo simbólico atraviesen (a veces con violencia) alguna dimensión del placer y del goce. Por ello su puesta en juego en la textualidad literaria como exponente especialmente convencional, pero a la vez especialmente “aniquilable”, “subvertible”.
        ¡Saludos!

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      Juan Carlos Fernández Serrato

      Comentó el 10/12/2020 a las 08:53:47

      Un saludo y enhorabuena por su reflexión sobre un tema tan interesante. La dicotomía que plantea Barthes en El placer del texto vertebra las posibles lecturas de un texto hacia la subversión y la cultura. En los últimos tiempos, estamos asistiendo a lecturas sesgadas de la literatura por cuestiones ideológicas que tiempo atrás parecían superadas y que en gran número tienen que ver con la confusión ficción-realidad en la que se basan algunas críticas, no siempre académicas, que apuntan a la confortabilidad de la lectura por cuestiones culturales y a la identificación de la obra con la vivencialidad del autor o la autora. Según la propuesta de Barthes, la lectura hedonista parece plantear un rechazo frontal a toda forma de ideología. En este contexto, ¿qué opina usted sobre el debate de inclusión o exclusión de determinadas lecturas que plantean ciertos sectores ─por ejemplo, la animadversión hacia Neruda, Nabokov, Céline─ por cuestiones extraliterarias en el canon de los currículos educativos?
      Muchísimas gracias, y enhorabuena de nuevo.

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        Julia Livellara

        Comentó el 13/12/2020 a las 21:43:45

        Hola, Juan Carlos:
        Gracias por tu comentario y por tu pregunta que sin duda es muy interesante. Voy a coincidir otra vez con Roland Barthes para responderte y decir que creo que el problema de la aparición de la ideología en ámbitos no exclusivamente políticos (donde todo signo es explícitamente ideológico), como la estética, tiene que ver con considerar evitable su preexistencia, al menos, con situarse en un terreno de cómoda neutralidad cuando la neutralidad es, sabemos, un sitio ideológico y político, y equivale a rechazar la disputa y la implicación siquiera a nivel del pensamiento.
        Opino que sacarse de encima ciertos textos “políticamente incorrectos” es una postura cómoda que se saca de encima a la vez la posibilidad de la problematización activa, y que promueve así la proliferación de significados y sentidos heredados, digeridos. Pienso que el trabajo, el desafío y el compromiso está, pues, en procurar enfrentarse a ellos con los instrumentos críticos y la disponibilidad para generar estos instrumentos en común y sobre la marcha.
        ¡Saludos!

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